Maria José y yo decidimos ver la película que había traído y, mientras disfrutábamos de la comedia me acordé de algo.
-Hey, te dije acerca de mí, pero no me dijiste sobre ti.
-Está bien... Hola soy Maria José Garzón, tengo 25 años. Nací el 31 de Octubre, tengo una hermana, mi color favorito es azul y admiro a Lauren Jauregui...
-Muy bien, todo en la memoria.
Sonreí y luego di un vistazo a los paquetes de comida vacíos en mi cama.
-Dios Poché estamos tan gordas.- Me quejé, acariciando mi barriga hinchada.
-Tú te comiste la mayoría.- Se rió y me subió la camiseta hasta el inicio de mis pechos para empezar a salpicarme de besos por todo mi abdomen, se detuvo para mirarme y pude ver la pasión que ardía en sus ojos y también me di cuenta de que estábamos en mi maldita cama.
-Poché...
-Shh.- Sonrió y se dirigió a mis labios. Deslizó su nariz por la mía y sentí su respiración contra mi piel. Abrí la boca ligeramente y lentamente apretó sus labios con los míos, pero se alejó de inmediato haciéndome gemir de frustración.
-Detente.- Murmuré.
-¿Detener qué?- Preguntó con una expresión divertida.
-Deja de burlarte de mí.- Murmuré antes de tirar de ella para otro beso.
Gentilmente moví mis labios contra los suyos y ella abrió la boca para que yo deslizara mi lengua, masajeé cada parte de su boca y en este momento mis labios eran prácticamente insensibles a la electricidad.
Sonreí a través del beso cuando sentí que Maria José estaba respirando con dificultad, pero su lengua respondía con entusiasmo a la mía y estaba segura de que ella sentía las mismas cosas que yo. De repente se detuvo y se levantó para ponerse a horcajadas sobre mí, aparentemente queriendo tomar el control. Mi respiración era entrecortada mientras sus muslos me apretaron alrededor de mis caderas, la sensación eléctrica que sentía en todo mi cuerpo era indescriptible y toda la excitación fue a parar a mi centro. La miré, tenía la mirada tan oscura que incitaba a que hiciéramos de todo, de inmediato me incliné para besarla pero ella me empujó contra la cama de nuevo.
Abrí los ojos y la vi mirando a mi collar. Sonrió y se inclinó para encerrar el collar entre sus dientes ... Oh que sexy se veía... ¡¡Dios!!
-Eres mía.- Susurró lamiéndose los labios sensualmente y yo... Dios no podía aguantar más, la necesitaba en ese instante.
Vi cómo se burló de mí y de inmediato bajó para besarme de nuevo. Nuestros ojos se cerraron y oía como Maria José gruñía en mi boca, tomó mi lengua entre sus labios y ligeramente saboreaba. Mis hormonas estaba zumbando por todas partes, la fuerte excitación que se había hecho en la habitación ya me tenía al borde de la perdición.
Maria José llevó una de sus manos hacia mi abdomen y empezó a acariciarme. El inesperado contacto me hizo dar un respingo y empecé a moverme intencionalmente.
-¿Estas bien?- Preguntó sobre mis labios. Por Dios esta mujer era increíble, todavía tenía el respeto por preguntar si estaba bien. Mario nunca lo hizo.
Sonreí sensualmente y besé la comisura de sus labios, deslizándome hasta su mandíbula y su cuello. Giró un poco la cabeza para que pudiera tener mejor acceso a su increíble garganta, le di unos pequeños mordiscos y con la lengua chupaba cada parte.
Gimió, y me congelé por un segundo. Yo estaba tan mojada y ese gemido hizo que mis impulsos fueran mucho más fuerte.
-Bebé. Eres tan hermosa.- me dijo en el oído y tomó el lóbulo con su boca. ¡Oh! Si seguía haciendo esto, mi ropa iba a parar al suelo en unos segundos.