Bueno... Estos últimos días he estado cuestionando mi sexualidad. Estoy... cómo decirlo... Teniendo un flechado por una chica, es como... admiración por su belleza o lo que sea. Nada sexual, no creo... Todavía.
Pero lo extraño es que hoy en vez de ponerme mi ropa elegante-casual de cada mañana, me encontré vistiéndome más sexy, como queriendo quedar bien para ella. ¡Urgh!
Me aseguré de oler bien usando mi gel favorito de fresa. Tanto, que me puse la mitad de la botella sólo para asegurarme de que ella iba a olerlo. Hice mi maquillaje de menos cachonda a más bonita, minifalda negra con una blusa blanca que revela mi sujetador negro. Ah, y mis pechos resaltan bastante. ¡Dios! ¿No te digo que me estoy enloqueciendo? Estoy haciendo todo esto por una chica. ¡Una chica! Una chica que ni siquiera estoy segura de que me guste de esa manera.
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Me pavoneaba por el pasillo de la escuela, con todas las miradas puestas en mi. Me horrorizaba pensar en la reacción de Mario al verme asó vestida, que por supuesto sólo me abordaría en el acto.
Entré al aula de Maria José, la última clase del día. La vi escribiendo en la pizarra y mantuve mi mirada fija en ella. Gracia a los susurros de mis compañeros, se dio la vuelta y centró su atención en mí. Inmediatamente desvié la mirada y balanceé mis caderas sutilmente hacia mi silla. Le dí una miradita antes de sentarme y ella seguía con sus ojos en mí, pero no tenía ninguna emoción particular en su cara... Sólo en blanco. ¡Hmm?
Después de unos segundos, miró hacia otro lado y la vi sacudir su cabeza para centrar de nuevo su atención en la pizarra.
No dijo mucho en la lección de hoy. También parecía que evitaba mirarme, era realmente extraño... lo cual me dolía un poco porque había puesto todo el esfuerzo en mi imagen y ella apenas y me miró. En cierto modo eso arruinó mi buen humor y me hizo irritable. Buena suerte para ella que va a tener que lidiar conmigo después de clase.
-Clase. Ya pueden marcharse, gracia. Recuerde hacer sus deberes.
Me levanté y comencé a empacar mis cosas, cuando de repente sentí una cachetada en mi trasero que me hizo chillar. Fue el jodido Mario que por supuesto capto la atención de Maria José.
-¡¿Qué demonios?!- Grité, empujándolo en su hombro mientras me frotaba el trasero. Nunca me había cacheteado con esa fuerza y menos en la clase.
-Mario sal de aquí en este momento antes de que te denuncie por acoso sexual.- Maria José gruñó y se acercó a mí.
-Bueno, ella es mi novia.- Se encogió de hombros. Como un imbécil.
-No me importa. Les he advertido acerca de hacer este tipo de cosas en clase.
-Creo que ella se lo buscó, mire su ropa.- Sonrió.
-Eso es todo, ven conmigo.- Maria José estaba furiosa y daba mucho miedo también.
Él la siguió, supuse que lo llevaba con la Señorita Fray. ¡Eso le pasa por estúpido!
Terminé de empacar mis cosas. Justo cuando salía de las sala, Maria José regresó y me cerró el camino.
-¿Estás bien?- Preguntó, pude ver que sentía pena por mí.
-Estoy bien, gracias por eso. Ehh uh... debería irme.- Me dio vergüenza ¿Por qué ella tenía que ver eso? Ashh.
-Oh, ¿Tus padres dijeron que no a la tutoría?
-No, me dijeron que sí... Yo sólo...- Creo que ella podía ver que estaba avergonzada, por lo que me regaló una sonrisa tranquilizadora y puso su mano suavemente sobre mi espalda llevándome de vuelta al salón de clases. Cada toque me estaba volviendo loca, y me provocaba sacudidas por todas partes.
