Capítulo 7.

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Me suelto de su agarre y me levanto de la cama.

—Eres un idiota... Bueno, pero eso ya lo sabes—. Digo sarcástica mientras me sobo las muñecas—¿Por qué estoy aquí?—me mira confundido. 

—Ya te dije el porque. 

—Eso no tiene sentido, de hecho nada de esto tiene sentido, pudiste haberme devuelto y ya. 

—Lamento que eso no pasara por mi mente.—pongo los ojos en blanco.

Cretino. 

—No haré nada ilegal, tampoco me involucrare en nada con tus acciones ilícitas, ¿entiendes?

—Ya te dije que no te obligare a nada—dice levantándose de la cama y acercándose a mi lado— eso dependerá de ti, de cuales sean tus propósitos, de la situación en la que te encuentres. Solemos decir que no haremos ciertas cosas, pero la verdad es otra, cuando nos encontramos viviendo dicha situación, inconscientemente reaccionamos...

No haría nada ilegal, porque era algo que veía bastante mal y estaba segura que sería un golpe fuerte para papá, aunque si tuviera que defender a las personas que amo, definitivamente lo haría sin siquiera dudarlo.  


(...)


Nos encontrábamos de nuevo en México, no se porque Thiago no reaccionó al encontrar a Anabell, pero no me preocuparía por eso. 

Después de bajar del jet, nos pasamos aun helicóptero, en el que ahora si llegaríamos a la casa. El lugar donde el helicóptero aterrizaría era diferente, y la casa igual, se parecía un poco en la que habíamos estado, en realidad no la conocía bien, pues esta es enorme, aunque si no fuera por el color y la vista que nos da desde nuestra posición diría que es la misma. 

—¿A dónde vamos?— Pregunto, pues no creo que sea la misma casa. 

—A casa. 

—Esta no es la casa, esto es...

Maldito imbécil, aunque ahora era yo la que me sentía como la mas imbécil. Siempre habíamos estado en Cuernavaca y entendí el porqué de las cosas, la casa tenía en realidad dos o tres salidas, una que va por el bosque y es mas tardado, que fue por la que salimos el día al Club Alas, el portón principal, por donde las visitas vienen, puesto que está conectado directamente con la red de casas que llegan hasta la ciudad, que fue por donde la estúpida entró, y tendría que haber una última salida, todas las semanas en las que fui alimentada, el cansancio y dolor de cabeza se volvió normal, creí que era un efecto de la situación. Por eso en ningún momento me vendaron los ojos, u ocultaron información, porque simplemente no era necesario, ni siquiera cuando fuimos a Guerrero, porque también me quede dormida, después de todo eso, yo misma me prepare mis alimentos, y el dolor y cansancio, comenzó a disminuir considerablemente... Todo fue una maldita estrategia.

Aterrizamos, Thiago me ayuda a bajar, la zona es enorme, y a lo lejos está una puerta alta, que parece de acero, puede que sea una salida, el lugar está desértico, caminamos, y llegamos a un jardín enorme y ahora pasamos una maldita pista de golf. 

¿Dónde demonios estaba esto?.

Después muchos árboles que parecen más un mini bosque, lo atravesamos y a lo lejos veo los jardines de la parte de atrás de la casa, después de unos treinta minutos. Hay dos autos estacionados, Thiago se sube a uno y yo lo sigo, hasta que llegamos al frente de la casa y estaciona el auto, en el estacionamiento que está únicamente techado, bajamos y nos dirigimos a ella y durante todo este recorrido ninguno de los dos ha dicho algo, pero ya he perdido la paciencia.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora