El silencio reina por unos segundos, Damián parece notar mi incomodidad, por lo que vuelvo hablar, de cierta manera creo que quiere contármelo, de no ser así, solo hubiera evitado la pregunta.
—¿Y tu padre? —Retomo la conversación.
—Rhea, cuando la necesidad toca a tu puerta—. Lo piensa un poco—. Yo aun no soy padre, y quizá no lo entienda, pero creo que en una situación así, o similar, nadie cuestiona de donde salió ese dinero, solo cabe la felicidad de que tus hijos familia, tienen comida, y puedes costear medicamentos para un enfermo. Porque la salud parece y llega a ser un lujo, que tristemente no todos podrán costear.
¿Cómo reaccionas ante algo así? Mi padre nos había enseñado que siempre había otra forma, y en especial legal y viable de afrontar las cosas, pero realmente nunca habías vivido nada así, nada que requiriera salir corriendo en busca de dinero, si bien no somos millonarios, el dinero no era un problema que agravara la situación.
—No sé qué decir, nunca he pasado nada así Damián, yo pienso muy diferente a ti, quizá porque crecí con formas diferentes de hacerlo. Y sobre todo porque nunca he pasado nada similar.
—Lo sé, cada uno ve las cosas desde su punto de vista. Y no eres culpable por eso.
—Perdón, continua.
—Trabaje en eso durante medio año, ahorre algo de dinero, mi padre se encargaba de mi madre y hermanas, no quería trabajar en eso siempre, así que quería que nos fuéramos de ahí. Mi madre estaba reaccionando al tratamiento así que no teníamos que quedarnos, nos iríamos a la ciudad y habría más especialistas para atenderla. Pero mi padre no quiso. Así que pensé en regresar a la escuela, y trabajar y esperaría medio año más para ahorrar más dinero y así al fin irnos, pero eso no fue posible.
—¿Por qué?
—Empezaron a suceder cosas que no me parecían muy bien, en primer lugar, me enteré de que era droga lo que repartíamos, y teníamos un nuevo jefe, y bueno, nadie sale de un cartel limpio o vivo sin pelear. Así que obviamente no me iría tan fácil, llevaba un año trabajando, ya tenía catorce años, y un día me aumentaron la paga, a cambio de hacer otro tipo de negocios, que incluían matar, no me importaba si eran inocentes o no, simplemente no lo iba hacer, no era un asesino. Me fui a casa y decidí no volver. Le dije a mi padre que empacara todo y tendríamos que irnos ese mismo día. Pero no pude hacerlo, porque cinco imbéciles entraron a mi casa, golpearon a mi padre y me golpearon a mí, si no hacia lo que ellos decían, ya no habría rastro de nosotros.
—Así que regresaste.
—Si. Regrese y trabaje unos días, y ahí fue la primera vez que vi a Thiago, en ese entonces el, tenía diecisiete años, lo vi a lado de Marcus—. Así que Marcus ya estaba—. No sabía nada de él, continue trabajando por un año, recibí algunas golpizas y castigos en los que no me pagaban, por no matar a nadie. Pero podía soportarlo. Unos meses después volví a ver a Thiago, y después a la semana, volví a verlo. Y lo volví a ver hasta un año después. Conservaba su facción, no había cambiado tanto y así de la nada se acercó a mí y me pregunto si quería trabajar con él. Lo cual me parecía realmente raro. El lugar en el que permanecíamos era difícil que cualquiera accediera, y mucho menos que alguien te ofreciera trabajo, cuando claramente ya tenías uno.
—Estaba pisando terreno que no era el de él.
—Efectivamente, al principio me pareció que eso era muy estúpido, ellos solo eran dos y ellos estaban en la casa del lobo. No le hice caso, y me fui a casa, después de unos meses las amenazas regresaron, y prácticamente me dijeron que ahora si era momento de hacer más cosas, porque ya no era un niño, y bueno. Aunque ya tenía dieciséis, eso no quería decir que lo iba hacer. Pero un día todo cambio. Llegué a mi casa y encontré a mi padre golpeado, ya estaba harto de eso, mi madre y mis hermanas estaban aterrorizadas, no quería que ellos continuaran sufriendo por mi causa—. Dice apenado—. Ayude a mi padre a levantarse, lo lleve al hospital, regrese a casa y empaque todo. Rente un cuarto lejos de ahí, después de una semana regrese por mi padre al hospital, él ya estaba recuperado, gracias a que no le rompieron ningún hueso. Regresamos a mi casa a buscar unas cosas y esos imbéciles regresaron, estaban ahí, esperándome. Era mi vida o regresar a trabajar.
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RIENDAS... (+18)
Random‟En el mundo llevó las riendas y en tu vida no es la excepción" Esas palabras, que marcan un antes y un después. Pero lo que estaba por pasar, eso si que cambiaria mi vida para siempre, no importaba que mi padre me hubiera alejado tanto tiempo de es...