Capítulo 40.

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Despierto un poco somnolienta, busco a Thiago en la cama, pero no está. Así que me levanto para poder bañarme y arreglarme. Veo su celular en la mesita de noche lo tomo y checo la hora, ya son las diez de la mañana. Dejó su celular en su lugar y me meto a bañar. Al salir lavo mis dientes, seco mi cabello, me peino con una coleta alta. Me visto con unos jeans color negro y una blusa blanca holgada, una vez lista bajo a la sala.

No hay nadie, así que voy a la cocina, pero tampoco hay nadie. Me dirijo nuevamente a la sala en busca de alguien, me encuentro a Nayah subiendo las escaleras.

—¿Dónde están todos?

—El señor Cooper salió desde la mañana.

—¿Solo?

—No. Tres de sus hombres salían con él. Dijo que no tardaba.

—Gracias... — Nayah continúa con su camino.

¿A dónde habrán ido?

Me dispongo a esperarlos en la sala, igual no es como que pueda hacer mucho en este lugar. Pasa una hora y nada, me desespero y subo a ver a Walter.

Al entrar veo a Nayah ayudando a Walter a cambiarse.

—¿Qué haces? — Cuestiono confundida.

—Son indicaciones de su esposo—. Me mira como si Thiago la fuera a matar si no continúa haciendo lo que hace.

—Por favor déjame sola con él un minuto, después continuas con lo que haces—. Walter sonríe discretamente, no sé el porqué, nada de esto es gracioso.

—Le pido de favor que no tarde mucho, no quiero más problemas con su esposo—. No le contesto, solo espero que salga.

—Debo confesar que me entretiene ver discusiones maritales—. Dice con burla.

—Es una lástima que no viste tantas con tus padres—. Su estúpida sonrisa se borra—. En fin, que importa. Mi esposo está vivo.

—No me interesa.

Su actitud es sutil pero firme a la vez, lo analizo tranquilamente antes de hablar.

—Tu hija es muy linda—. Le digo tranquila mientras me siento en el sofá. Su cara muestra molestia—. Los hijos crecen rápido...

—¿Qué quieres?

—¿Quien pidió a mi esposo? — Cuestiono sería.

Walter suelta pequeñas risitas.

—Que importa quien lo ha pedido, qué más da. Él no me va a matar, si lo quisiera hacer ya lo hubiera hecho—. Dice seguro—. Es verdad que no lo conozco, pero he escuchado lo que se dice de él.

—¿Y qué has escuchado? — Cuestiono con ironía—. Lo que dicen las personas que realmente lo conocen, o lo que dicen las personas a quien crees que lo conocen. Son cosas muy diferentes mi querido Walter...

—¿Qué más da? Sabes que es verdad y ambos lo sabemos.

—Yo sé que Thiago es una buena persona—. Centro mi vista en el—. Pero créeme no quieres conocer a la bestia que lleva adentro, porque ahí pierde toda su humanidad...

Me levanto del sofá para irme. Antes de salir Walter me detiene.

—Quiero negociar, en este mundo es una de las formas más comunes.

Lo observo por unos segundos antes de contestar.

—¿Que quieres negociar?

—Mi salida, se que puedes ayudarme, eres su esposa y por lo que veo tienes bastante poder. No te costará sacarme de aquí.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora