Capítulo 37.

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Ya son las diez de la noche y aún nadie ha regresado a casa. Doy vueltas por la sala, me he salido al patio un par de veces pero no hay señal de nadie, más que de los hombres que custodian la casa. Que no había visto antes.

Las horas pasan y la angustia y el sueño comienzan a consumir me, veo el reloj en mi celular y ya son cerca de las dos de la madrugada. Me acuesto sobre los sillones de la sala, hasta quedarme dormida. 

—Rhea... Rhea... Despierta...

Somnolienta veo los ojos de Damián, me siento sobre el sillón, todo está levemente oscuro.

—¿Que hora es?

—Las cinco de la madrugada. Sube a tu habitación.

—¿A dónde están todos? — Me levanto del sillón para ir a mi habitación—. ¿A qué hora llegaron?, ¿Porque tardaron tanto? — Nos detenemos en la entrada de mi habitación.

—Cuando amanezca por completo te contaré, pero por ahora duerme.

Y eso hago, entro a mi habitación y me decido a dormir.

Me despierto de golpe gracias a una pesadilla, tallo mis ojos, tomó mi celular de la mesita de noche, consulto la hora y ya son casi las diez de la mañana. Me levanto de la cama arreglando un poco mi ropa, pues ayer ya no me cambié. Y bajo al comedor, en el que me doy cuenta de que están todos.

—Buenos días—. Saludo a todos.

—Buenos días—. Me contestan todos menos Thiago.

—Sientate a desayunar—. Me dice Thiago, Me acomodo a lado de Damián.

—Marcus, Carlos y Erick, quiero toda la zona resguardada, encarguense de eso, lleven a Walter a mi oficina en casa gris.

—Nuestra zona está controlada—. Responde Marcus a Thiago—. Ya solo faltan algunas personas por responder, en cuanto lo hagan te informaré.

Marcus se retira de la mesa y a los pocos segundos Carlos y Erick hacen lo mismo.

—Damián, que Germán te ayude a revisar todos los documentos que faltan—. Damián asiente en respuesta—. Germán verifica todos los permisos y paga todo lo he se ha adeudado. Y encárgate de los demás permisos.

—Ya estoy en eso—. Responde Germán.

—Muy bien. Rhea, tienes una hora para arreglarte, te espero afuera.

Termino mi desayuno, Damián y Germán se fueron hacer lo que Thiago les indico. Subo a la habitación, me baño rápido, lavo mis dientes y me arreglo con un atuendo sencillo, unos jeans blancos, tenis blancos y una playera azul.

Es un alivio que a dónde sea que vallamos todas las casa o departamentos en los que Thiago me ha llevado, hay de todo. Tanto para hombre como mujer. En mi habitación hay toallas íntimas, tampones, copas menstruales de diferentes marcas. Cremas depiladoras, rasuradoras, cepillos de dientes, pasta dental, cremas corporales, perfumes, una plancha y secadora para cabello, incluso maquillaje.

Mi regla...

Bueno siempre he sido irregular, y todo esto me tiene estresada — si eso es— pienso para mí misma.

Una vez lista bajo en busca de Thiago, y lo encuentro esperándome en el auto.

—Sube.

Salimos en dirección al centro de la ciudad la cual es un caos.

—¿A dónde nos dirigimos?

—A casa gris, pero antes quería que vieras que son dos cosas totalmente diferentes el que estudies tanto sobre un lugar a tal grado que crees conocerlo por completo, pero no es así. Siempre habrán cosas que nadie te dirá. Y por eso no debes creer en todo lo he te dicen, o escuchas.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora