Capítulo 38.

85 4 0
                                    

La noche transcurre y no he dormido nada, sigo en la habitación con Walter, me paseo de un lado  otro, observo a Walter dormir. No sé si hice bien o no en detener a Thiago de que lo lastimara más. Aún no se que es lo que hizo realmente, así que no se si lo salve o empeore su situación. Me siento en el sofá de la habitación hasta quedarme dormida.

—Señora... — Escucho a lo lejos una voz, que parece que hablar le cuesta. Abro los ojos somnolienta—. Señora...

—Hola, ¿Cómo te sientes?

—En mi estado diría que mal—. Me dice en un inglés marcado. Se detiene para tomar aire y continuar hablando—. Pero estoy mejor, gracias...

Le doy un leve asentimiento con la cabeza.

—Disculpe que la moleste—. Me levanto del sofá para acercarme a el—. Podría darme agua por favor.

—Claro... — Tomó un vaso de la mesita que está al otro lado de la cama y sirvo agua.
Lo ayudo a levantarse un poco, sus quejidos no se hacen esperar a pesar de ser leves. Me detengo cuando me lo indica y acomodo sus almohadas para que esté mejor.

—Gracias... Señora—. Regreso a mi lugar en el sofá—. Es un honor conocerla a pesar de no saber de su existencia.

—No creo que esas palabras sean tan honestas como dice, le recuerdo que si Thiago le hace daño es por algo.

—Cuando interfirio por mi creí que era diferente, pero ahora veo que no—. Responde agitado gracias al esfuerzo de hablar—. Al final del día todas las esposas de los capos justifican las acciones de sus esposos. Sin importar si las tratan como objetos o no, o si las engañan o no.

—Yo no se lo que usted hizo, pero créame no soy ese tipo de mujer que acaba de describir, y en cuanto al señor Thiago, ¿Porque cree que es un capo? — Cuestiono tranquila desde mi posicion, 

—Conmigo no tiene que fingir, tanto usted cómo yo sabe que su esposo no es un simple empresario y que eso solo es una fachada, y valla que perfecta.

—Le daré un consejo, si gusta aceptarlo adelante y de no ser así no importa—. Me mira atento—. Si valora a alguien o algo, en la más mínima parte, apreciela cuando tenga la oportunidad porque de no ser así. Mi esposo se encargará de exterminarlo.

Sin esperar su respuesta salgo de la habitación, miro en mi celular la hora y ya son las seis de la mañana. Bajo a la primer planta, en la cual el personal que se encuentra aquí, ya está laborando.

Salgo al patio de la casa. Pienso en que debo hablar con Bastián, pues realmente no quiero estar peleada con el. Sin esperar más, marco su número. Esperado a que me conteste, en Alemania  son las siete, así que espero que su me conteste.

—Buenos días Rhea, ¿En qué puedo ayudarte?

—Hola Bastian, buen día. ¿Estás ocupado?

—Voy para la empresa pero puedes decirme, te escucho.

—Bien, no te quitaré mucho tiempo. Solo quiero que sepas que no debí hablarte así. Lamento haber dicho lo que dije. Y que valoro el hecho de que te preocupes por mi—. Le digo lo más honestamente posible, porque Bastián se preocupa como un verdadero hermano.

—Yo también lo siento, no soy tu hermano no debí actuar así, ya no estás en calidad de privación de tu libertad y eres totalmente libre de hacer lo que quieras.

—Bastian te aprecio mucho y aunque no lo acepte antes la verdad es que te quiero mucho y que no quiero estar peleada contigo, en especial por algo tan tonto, y sobre todo porque yo altere más la situación.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora