Capítulo 64.

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La fiesta en honor de Adib, realmente comenzó, en primer lugar, totos los invitados se acercaron a él a felicitarlo, después pasamos a el área, donde se pudo proyectar un video con algunas fotos y cortos de la vida de Adib, el cual fue sumamente emotivo, pudimos ver a un Adib pequeño, con los gustos y locuras que le encantaban hacer, me alegra saber que creció feliz. Se que Adib al igual que sus hermanos y primos crecieron prácticamente solos, pero a Adib parece no haberle afectado, pues en todo momento en el tiempo que se reproduce su video, se le ve feliz y contento.

Una vez que el video concluye, las personas más allegadas, y me refiero a su familia y algunos amigos que lo conocen desde niño, pasan al frente a expresarle lo mucho que lo quieren y el hecho de que los hayan invitado a pasar un día tan especial.

Rápidamente se pasaron dos horas entre felicitaciones, saludos, dedicatorias y sentimientos encontrados. Al fin pasamos a la zona que más amamos, y que esperamos que a Adib también le encante.

Alda y yo le vendamos los ojos a Adib, y entre todos le ayudamos a entrar, contamos hasta tres, y le quitamos la venda. Su rostro es arte con la expresión que tiene, parece emocionado, sorprendido, impactado, como si lo que está frente a él, fuera lo más maravilloso del mundo.

—Esto es increíble —se gira para poder abrazar a Alda, después a mí.

—Lo preparamos con mucho amor.

Llevamos a Adib hasta su mesa, la cual está ubicada en alto, con la mejor vista del escenario en el centro de todo el lugar. Nos sentamos con él. en medio Adib, de un lado Alda, Alex, Izan, Adal. Al otro lado Lucas, yo y Gian.

Los invitados toman su lugar de acuerdo como los meseros se lo indican. El banquete se sirve, una exquisita combinación de los manjares de la gastronomía francesa y alemana. Pues a Adib le encanta la comida francesa. Y vino, pues Alda dijo que habían traído un vino especial, el cual realmente era increíble, o eso es lo que Alda dijo. El Chateau Moutan-Rathschild de 1945.

El banquete pasa entre platica y sonrisas, pese a la relación entre Alex y yo, por hoy todo bien. Mas tarde hicimos entrega de los obsequios, en realidad no sabía que regalarle, pero Bastián me recomendó que le regalara un viaje a Singapur, pues Adib no había podido ir, y bueno, Bastián me compro los boletos, para que el pudiera llevar a quien quisiera.

Se que el perfectamente podría ir, pero bueno, ¿Qué se le obsequia a alguien que ya lo tiene todo?

Los chicos bajan para dirigirse al escenario. Joel, saca un pequeño sobre color negro, entregándoselo a Adib.

—Thiago no pudo venir, pero te desea todo lo mejor y que sigas adelante —Adib toma el sobre y lo abre, lee la pequeña dedicatoria.

—¡No jodas! —Alda, lucas Joel y yo esperamos a saber que dice o que es.

—¿¡Que es!? —expresamos con desesperación.

—Me acaba de obsequiar una isla... ¡joder una isla! —Joel y yo nos miramos sin creer, pero claro es el jodido Thiago.

—El señor Dhanward, parece conocerte hermanito —le dice Alda con una gran sonrisa—. Debes invitarme.

—¿En dónde queda la isla? —Adib checa la información detallada en la parte trasera de la tarjeta.

—En Centroamérica, se llama Cayo Chapel.

—Está a veinticinco kilómetros de la ciudad de Belice —vemos a Lucas.

—Mi materia favorita es geografía, que les puedo decir...

—Dale las gracias de mi parte a Thiago, Joel. Aunque espero verlo pronto y darle las gracias personalmente.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora