Capítulo 30.

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Izan, esta recargado sobre una motocicleta eléctrica, color amarillo. Usa una chaqueta negra, con unos jeans del mismo color.

—Hola Izan.

—Hola Rhea, ¿quieres que te lleve algún lado?

—No, gracias.

—La ciudad es peligrosa—. Dice en tono coqueto.

—Lo sé—. Acepto—. Se cuidarme sola.

—Ya entendí—. Levanta sus manos en señal de rendición—. Me voy.

—¿Qué haces por aquí?

—Alda, Adib y Adal, vinieron con tu primo y Lucas a la inauguración, me invitaron, pero no quería venir, ya no soy tan joven para esto—. Me rio ante su comentario, porque quizá él tenga unos veintisiete años.

—Pues te conservas bastante bien—. Valla que lo hace—. Los chicos están adentro, en la zona platino. Aun estas muy a tiempo de acompañarlos—. Le digo amable.

—Tengo bastante deseo de ingresar—. Lo piensa un poco—. Y tú, ¿Qué haces aquí?

—Mi hermano es amigo de los dueños del club, así que fuimos invitados—. Mentir, día con día, se me hacía más fácil—. Y ya que te veo. Quiero pedirte una disculpa por no poder salir contigo, no me sentía muy bien—. Digo apenada.

—Lo sé, Alda me dijo lo que paso, y te pido una disculpa en nombre de Adal.

—No. No tienes porque, yo también tengo culpa—. Digo recordando lo que hable con Thiago.

—Aunque así fuera, no estuvo bien lo que hizo Adal—. Dice algo molesto—. No debe tomar el poder que tiene para cosas sin sentido—. Eso se escuchó como Thiago.

—Espero que no hayan peleado por eso, ya bastante es lo de Alex—. Que no lo he visto desde el evento de la revista, y bueno el incidente con Susan. Y el día del evento, quedo más que claro que no le agradaba en lo más mínimo verme.

—No te preocupes por eso, Adal, sabe perfectamente cuál es su lugar. Y su lugar esta con su familia, siendo unidos. Él sabe que siempre podrá confiar y contar conmigo, porque más que un ejemplo a seguir, soy su hermano y hare todo por el—. Dice tajante—. Está de más que también cuenta con el apoyo de Aidan y los chicos. Hay algo que nunca se le debe de olvidar, es que no debe rendirse, y que no debe cambiar nada, ni a nadie por alguien que no sea su familia—. Sin duda Izan, llevaba a cabo el mismo pensamiento que Aidan.

Yo ya no quería pensar en quien sí y quien no, todo esto me aturdía, me descolocaba, me quitaba la poca estabilidad que me quedaba.

—Tienes razón—. Admito—. ¿Y cómo ha estado Alex?

—Bastante mejor, ha sido algo difícil, pero hoy está mejor, el lunes se presentará a clases. Espero y tú también puedas hacerlo.

—Claro, había tenido algunas circunstancias, pero ya están mejor, así que igual retomare mis clases—. Bien es hora de irme.

—Te puedo llevar a tu casa.

—No es necesario Izan, puedo irme sola.

—Por favor déjame llevarte, e igual podríamos tomar esto como la salida, que aún me debes—. Me dice con una amplia sonrisa.

—Está bien, tú ganas—. Le devuelvo la sonrisa.

—Bien, por favor—. Me entrega el casco para que me lo coloque—. Ya se a dónde iremos.

Izan, maneja por las calles, hasta que nos alejamos de la ciudad, maneja por la carretera, hasta que se estaciona en un lindo lugar que parece un restaurante de cuento de hadas, este se encuentra entre el bosque, todo con una linda iluminación, hay pocas personas, comiendo a la intemperie. Ingresamos dentro del restaurante, y se encuentra con un poco más de personas, a comparación de las que se encuentran afuera. El lugar parece ser bastante modesto, pero muy lindo.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora