Capítulo 9.

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El miedo, tristeza, ira, tantas emociones que no puedo atender ahora mismo reinan en mi, cada una con un motivo. Tengo la necesidad de quedarme a su lado, y no alejarme de Valerian. Me mira firme, desliza su brazo hasta mi cadera,  me besa, un beso que le correspondo. 

—Ahora se el porque lo hacen en las películas—lo miro confundida. 

—¿Que?, ¿Por qué, que?—no entiendo de que habla. 

—Se siente como una despedida, pero te motiva a regresar. Ahora tenemos que salvarnos.—dice dirigiéndose a buscar una salida.  

Y entonces la acción empezó de verdad. Un hombre que no se de donde rayos salió, se lanzo contra Valerian, golpeándolo en el estomago, por mas que quería dispararle, no podía, quería salvarlo, pero no podía, mis manos no reaccionaron, después llegaron mas hombres y corrí, corrí lo mas rápido y lejos que pude. Como pude llegue a una zona despejada e ingrese a una casa, la familia de esa casa estaba tranquilamente viendo televisión. Empezaron a gritar cuando me vieron entrar con el arma en la mano. 

—Shhhh... Tranquilos que nos les hare nada, se van a callar todos o les juro que los mato—digo llegando hasta una de las ventanas y me retranco sobre ella, observando la situación que se vive afuera, no me sentía orgullosa de esto pero si alguno de los que me perseguían me descubría, nos matarían a todos y en cuestión de minutos seriamos nada. 

Ante toda la situación me paso por la mente, escapar de una ves por todas de esto y regresar a mi hogar y ahora si olvidar todo, quizá Valerian ya ni existía, pero no quería pensar en eso. 

—Baja eso, ¡que no es un puto juego!, si hacen lo mas mínimo los mato—digo deteniendo a uno de los adolescentes que sostiene un bate. 

Ellos están tan alterados como yo y lo que menos quiero es lastimarlos. Bajo mi mano hasta mi cadera y siento algo en una de las bolsas de mi sudadera, lo saco y es una memoria—En que momento—digo en un susurro—el beso—vuelvo a decir. 

Tenia que regresar por el, lo necesitaba, de no ser así, no podría regresar a mi casa nunca, porque ahora me buscarían y aun lo necesitaba y lo peor era que pondría en peligro a toda mi familia—¿Una salida por la que pueda llegar al otro extremo?—me señalan una puerta—si mencionan algo de esto, estarán muertos, hablo enserio...—les digo y atravieso la puerta. 

«Esto es un maldito laberinto, concéntrate tienes que llegar otra ves hasta donde esta o encontrar a Damián, Marcus o Bastián, es hora de actuar y dejar de correr» Pensé.

Desde lo alto del edificio en el que me encuentro, veo que hay varias zonas bloqueadas y llegar a el no será fácil, pero imposible no es. 

Ingreso a una de las casas vacías del edificio, unas cuantas mas y me encuentro de nuevo en tierra, había tenido que bajar por la parte de atrás del edificio, pues el frente estaba rodeado—¿Dónde estará?—pienso para mi misma.

Sigo mi camino, en el cual me topo con un hombre que me ve con desdén, no dudara en matarme, quiere la memoria, es obvio que saben que Valerian no la tiene, el hombre es enorme, corpulento y con cara de pocos amigos. No llama a nadie, únicamente somos el y yo, tira el arma que sujeta al piso, pateándola. Mueve su cuello, preparándose para pelear, observo detalladamente todo lo que hace, quizá también deba soltar el arma que tengo, después de todo quiere una pelea limpia, aunque esto de limpio no tiene nada. 

No se puede confiar en nadie, guardada esta mejor. 

Se lanza contra mi, mi espalda da un gran golpe contra el piso, suelto manotazos que no le hacen lo mas mínimo, me sujeta como un costal de papas, me levanta volviendo azotarme contra el piso, el oxigeno se escapa de mis pulmones, pero yo aun no he dado nada de lo que tengo, me levanta una vez mas, y una vez mas me bota contra el piso, se aleja, y empieza a decir mierdas en chino. 

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora