Capítulo 44.

65 4 0
                                    

Me levanto más temprano de lo normal y me alisto para ir a la universidad. Hoy amaneció con lluvia. Así que no me queda más que después de salir de bañarme, ponerme ropa abrigadora. Y con la que me pueda mover rápido, por cualquier situación. Me trenzo mi cabello pues no quiero que sufra los efectos del clima. Una vez lista. Bajo al comedor a desayunar. Al llegar, aun no hay nadie. Así que entro a la cocina. Pongo la cafetera y saco todos los ingredientes para realizar hotcakes. Checo la hora en el reloj que está en la cocina, ya son las cinco, y aun nadie ha bajado.

Continuo con mis hotcakes, saco fruta del refrigerador. Gloria se encarga de toda la casa, y aunque la mayor parte de las ocasiones la ayuda Ana, aunque ella también tiene sus ocupaciones. A pesar de todo, Gloria siempre deja todo en orden, limpio y acomodado. Listo para usar.

Apago la cafetera, pues el café está listo. Bato todos los ingredientes. Conecto el comal eléctrico a la corriente eléctrica y espero que este tenga la temperatura adecuada. Una vez listo, aplico mantequilla en aerosol y coloco la mezcla sobre el comal, formando un círculo. O lo más cercano a lo que se le parezca. Repito el mismo procedimiento en el espacio que sobra del comal. Cuando ya se han cocido perfectamente les doy la vuelta, espero a que se cocinen y listo. Los retiro y repito el mismo procedimiento, para poder terminar mi mezcla.

—Parece que eres una buena cocinera—. Pego un ligero brinco ante las palabras de Thiago.

—¡Maldición Thiago! — Coloco la palma de mi mano a la altura de mi pecho. Siento que el corazón se me va a salir—. Me asustaste.

—Así has de tener la conciencia—. Le resta importancia. Se sienta alrededor de la isla—. Y bien, ¿Qué desayunaremos hoy?

—Lo que hay—. Respondo de mala gana.

—De acuerdo, me retracto de lo que dije—. Lo miro confundida—. Los hotcakes se te están quemando—. Mierda—. Mas bien, ya se quemaron.

Retiro los hotcakes del comal. Y lo apago.

—Es tu culpa—. Le reclamo.

—No, no es mi culpa—. Dice entre risas—. Siempre debes estar atenta a todo, y no se te debe escapara ni el más mínimo detalle, nunca lo olvides mi querida Rhea.

—¿Qué no llegabas en la tarde?

—Claramente no, aquí estoy. No soy una imagen creada por tu imaginación, ante la falta de mi ausencia. Y que claramente me extrañaste.

—Cretino...

—Esa boquita Rhea—. Me regaña.

—Y bien, ¿Qué sucedió? — Cambio de tema.

—Surgió un asunto, pero ya todo está arreglado—. Si bueno, no me dirá más.

—Buenos días. ¿Por qué tan madrugadores?

—Lo llevo en la sangre Gloria—. Thiago le da una amplia sonrisa—. Les ayudare a poner la mesa—. Thiago sale de la cocina.

—¿Y tú Rhea?

—Me siento muy bien, supongo que es la forma de demostrarlo—. Me gusta levantarme tarde y temprano, aunque muy temprano es algo irritante, pero no cuando me siento de maravilla.

—Muy bien, muchas gracias. Ve a sentarte terminare esto.

Salgo de la cocina, voy al comedor y me siento en mi lugar. Thiago pasa los platos de la cocina al comedor.

—Hola, buenos días.

—Hola Gaby, buenos días—. Le doy una amplia sonrisa.

—¿En qué puedo ayudar?

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora