Capítulo 56.-

22 4 0
                                    

Me encuentro en un cuarto, escucho miles de disparos tantos que me aturden. No puedo abrir los ojos, es como si alguien me lo impidiera, tampoco me puedo mover no sé qué es lo que sucede trato de moverme, pero nada. Escucho un disparo a lo lejos, escucho otro un poco más cerca, vuelvo a escuchar uno más, ahora cerca, segundos después escucho nuevamente un disparo tan fuerte como si este se hubiera detonado en mi oído, abro los ojos. Notando que aun esta oscuro y que los malditos disparos no son un sueño, los escucho a lo alto.

Me levanto de la cama con cautela, mi corazón late a todo lo que da, el cristal de una de mis ventanas se rompe, me agacho posicionándome atrás de la cama, un disparo seguido de cuatro más atraviesa el otro ventanal. Me mantengo ahí, no estoy asustada, pero si con mil ideas en la cabeza...

¿Qué demonios pasa?

Los disparos cesan, me coloco los zapatos como puedo pues no quiero prender la luz, con cautela me acerco a la ventana, no sé en donde terminaron las balas, pero son reales huele a pólvora. Tocan a mi puerta tan violentamente que me pongo alerta, buscando con que me puedo defender, tomo una de las decoraciones que se encuentran en el suelo, es pesado. Rápido me posiciono a lado de la puerta, los golpes en ella continúan, hasta que distingo la voz de Bastián, quien abre la puerta de una patada, la luz del pasillo se filtra iluminando un poco mi habitación.

—¿¡Qué rayos pasa!? —esta acompañado de Johari y ambos portan armas, ella se ve alterada y asustada, Bastián solo alterado.

—¡Tenemos que salir! —me jala casi a rastras, conduciéndome hasta llegar a la oficina de Thiago.

Entramos, Bastián busca algo en los cajones del escritorio de Thiago. Veo a Johari la cual esta pegada a la puerta realmente asustada. Bastián continúa vaciando prácticamente todos los cajones, continúa buscando entre las demás gavetas y cajones.

—¿¡Que buscas!?

—Esto... —saca tres armas un revolver treinta y ocho y dos pistolas de carga automática— toma —me entrega una de las pistolas de carga automática—. No dudes en disparar o te disparara a ti —dice tan rápido como puede—. Toma Johari —le da la revolver—, has lo mismo que le dije a Rhea.

—¿Sabes cuantos son?, ¿Quiénes son?, ¿Qué quieren?, ¿Cómo entraron...? —Thiago siempre tiene bajo control todo, no lo he visto y tampoco a los demás.

—Si... —me mira como si no fuera a creer lo que está a punto de decir— es Thiago.

No proceso lo que acaba de decir, lo miro sin poder creer sus palabras. Johari tiene la misma expresión que yo.

—Pe-pero... —las palabras le cuestan— cuando salí de mi habitación la sala era un desastre... no puede ser —se agarra la cabeza desesperada.

—Tranquilízate Johari tienes que concentrarte.

—¡Vi los cartuchos y me pides que me calme! —realmente esta desconcertada— ¡dijo que eran pruebas, no que buscaba matarnos!

—Cálmate Johari —Bastián la sujeta de los hombros—. Cuando estemos allá afuera en una misión nadie se detendrá a pensar en si deben matarnos o no, simplemente lo harán —los disparos se vuelven a escuchar, aunque estos a lo lejos—. Tenemos que irnos.

Salimos de la oficina con cautela, Bastián va al frente, después yo y al final Johari. Bajamos por las escaleras, la puerta de la casa se encuentra abierta, nos acercamos a la sala y tal como Johari dijo está hecha un desastre, Bastián nos guía hasta el pasillo que nos lleva a las habitaciones de los chicos, estas están abiertas y no hay nadie, pasamos de largo hasta llegar a el pasadizo que nos da al bunker. Bajamos a este y no se escuchan ruidos, pero sí parece que Thiago ya paso por aquí pues todo el lugar es un desastre.

RIENDAS... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora