5

783 114 6
                                    

De forma perezosa Kirishima volvió a despertar abriendo sus orbes rubíes dando un bostezo sin moverse de su lugar, simplemente haciendo un hueco entre las telas viendo de reojo su rededor.

Se sentía mucho mejor aunque aun estaba agotado y de nada servía el hecho de que se estuviera reprochando al no poder lograr lo que le ordenaron haciendo que se sienta inútil.

La puerta se abrió por lo que el pelirrojo se cubrió dejando solo sus orbes a la vista.

- Eiji - El dulce tono maternal resonó por la habitación.

- Mm... - Respondió sin mas, la mujer se acerco detrás venia su padre al notar aquello Kirishima se escondió de forma automática.

No tenia miedo, tampoco se sentía amenazado, sin embargo, se sentía tan... Avergonzado..

- ¿Eijiro que pasa? - El chico se encogió sintiendo un nudo en su garganta deseando desaparecer al sentir la mano de su progenitor sobre el.

- .......... - Ambos adultos se miraron en busca de comprender que había dicho.

- ¿Puedes rep...

- ¡Lo siento! - Interrumpió el chico esta vez vociferandolo - Se que es raro y poco genial se que... se que yo... No soy lo que esperaban... - Las sabanas les fueron arrebatadas haciendo que se sienta expuesto y vulnerale dejando a la vista las lagrimas que empezaban a salir.

- No te atrevas a decir eso - Reprocho su padre - ¡Tu- OYE- Se quejo al recibir una colleja por parte de su esposa quien le arrebato las telas que aun mantenía en manos, cubrío a Kirishima nuevamente con ellas sentándose a su lado; Kirishima de forma inmediata le abrazo ligeramente tembloroso ocultando su rostro contra el cuerpo de su madre.

- Shh.. Esta bien, esta bien, no te preocupes papa no sabia el solo quería ayudar - Le arrullo intentando explicarle a su hijo que no debía de sentirse invadido o intimidado, el adulto les miraba realmente confundido se sentía fuera de lugar y lo único que había comprendido es que la había cagado, la mujer le miro y le sonrió para que se mantuviera tranquilo - No puedes hacer eso, no si esta en el celo, esa es su zona segura solo lo asustaras si lo sacas a la fuerza, se sentirá amenazado.

El hombre dio unos pasos hacia atrás.

– Lo siento Eijiro yo.. – El pelirrojo nego y miro de reojo a su padre.

– Esta bien... – Musito por lo bajo.

El silencio en la habitación se volvió algo pesado el joven se sentía avergonzado e incómodo y el mayor culpable y algo fuera de lugar.

Su hijo era un omega.

No era que le fastidiara ni nada parecido es simplemente que las únicas interacciones que había tenido con estos era bastante simple y superficial, lo justo y necesario así que tener que adaptarse a los cuidados de uno era algo chocante mucho más si no lo esperabas.

Kirishima parecía cualquier cosa menos un omega su contextura forma de ser y actuar parecian bastante toscas a diferencia de otros omegas que tenían cierto aire femenino.

La única mujer en la habita carraspeo en busca de llamar la atención de ambos y alivianar el ambiente.

– Tu padre compró carne asada ¿Tienes animos de ir al comedor a comer?– Los orbes de Kirishima irradiaron felicidad instantánea al escuchar aquello.

– ¡Genial! – Sonrio sin tapujos haciendo que su madre sonriera maternalmente.

Sabia que los omegas se volvían más caprichosos sensibles y mimados de pendiendo de como sea el individuo,sin embargo, ver a Kirishima en ese estado solo le recordaba a cuando era niño por lo que sentia un gran anhelo de cuidar de el pues desde que se decidio convertirse en héroe se volvió mucho más independiente.

(...)

Los Kirishima's yacen frente a la tv viendo el documental favorito de su hijo mientras comían de aquel delicioso asado.

El pelirrojo parecía comenzar a actuar como siempre aunque aún se podían leves actitudes caprichosas causadas por las hormonas sin embargo el hecho de que haya salido de su cuarto y este semi descubierto por la sabana hacia ver que estaba progresando.

(...)

A medio documental ya habían terminado la cena y a los pocos minutos el joven se hallaba completamente dormido apoyado de su padre soltando ligeros ronquidos de forma despreocupada.

Kirishima estaba agusto y feliz por lo que toda la sala estaba perfumada por un olor de frutos del bosque y de no ser por que ambos adultos eran betas estos se encontrarían realmente orgullosos de si mismos de haber logrado tal hazaña de hacer sentir cómodo y feliz a su hijo sin embargo ambos se conformaban viendo a Eijiro dormir plácidamente entre ambos.

(...)

– ¿Es normal que duerma tanto? – Cuestiono el hombro ligeramente preocupado pues Eijiro por lo general tenía energía ilimitada.

– Si, no te preocupes por eso – El teléfono sonó y el padre del pelirrojo se dirigió a este.

(...)

Una de las cosas que no pensaron los Kirishima's fue el hecho de que el chico tenía amigos que al no contactarlo por dos días irían a visitarlo por su fuerte "resfriado".

Entre estos aquel chico cenizo por lo que de forma casi que instantáneamente salió disparado a esconderse a su recámara mientras que sus padres se encargaban de ellos.

– ¡¿Eh?! – La monosílaba de los dos amigos mas escandalosos no se hizo esperar decepcionados por no poder ver a Kirishima.

– Por favor será bien rápido – Pidió la pelirosada con un puchero mostrándose un poco más confianzuda pues sus padres eran buenos conocidos.

– Lo sentimos pero no pueden ver a Kirishima – Esta vez Kaminari fue quien iba objetar sin embargo fue detenido por Sero quien pareció entender que no habría forma alguna de que les dejaran entrar.

– ¿Podrían decirle a Eijiro que atienda su teléfono? – Pidió el cenizo desde atrás hablando por primera vez y de no ser por que se trataba del padre de su amigo lo hubiera mandado a tomar por culo ofreciéndole una explosión en todo su rostro pues la mirada que le mantenía puesta le fastidiaba a más no poder.

¿Que tanto le ve?

Sin darse cuenta gruño por lo bajo enojado, haciendo que la postura del hombre mayor sea más autoritaria y aquello no pasó desapercibido por ambas chicas las cuales se tomaron las molestias de despedirse y llevarse a cada uno por su lado reprochando el comportamiento de estos.

Mina a Bakugo por la mala primera impresión que tuvo que haber dado.

– ¡¿Acaso estás ciega ojos de mapache?! – Gruño fastidiado.

Después de todo sabia que estuvo siendo juzgado por mientras la madre de Kirishima reprochaba a su esposo por juzgar al amigo de su hijo por simplemente ser alfa.

– Me gruño

– Oh vamos Kirishima ya nos ha contado de el con tan solo verle de reojo debiste de haber visto que era el chico de poca paciencia.

No dijo nada y simplemente se cruzó de brazos.

Una pequeña mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora