18

571 87 3
                                    

– Hola – Kirishima tras montarse en el auto de sus progenitores les saludo con un beso en la mejilla a cada uno – Disculpen me entretuve hablando con Blasty

– ¿No crees que es algo tarde como para hablar con "Blasty"? – Kirishima miro a su padre quien le hablaba con cierto tono inquisitivo como si estuviera reprochando tal mínimes, Kanojo, su esposa, golpeo a su pareja ligeramente lanzándole una mirada cosa que hizo molestar a su padre levemente, Kirishima se sintió algo dividido.

Por una parte no quería que le prohibieran cosas que siempre hizo solo por que ahora saben que es omega y por otra tampoco quería que discutieran o preocuparan si no le costaba nada cambiar esos aspectos.

– Tienes razón – Murmuro llamando la atención de ambos – Tendré más cuidado, lo siento – Terminó por apoyarse en la puerta del auto cerrando sus ojos dispuesto a despejarse y descansar un rato.

Sin más el auto empezó a moverse con la emisora de radio entonando melodías clásicas que terminaron por arrullarlo a mitad de camino, haciendo a su madre sonreír con cierta ternura y amor en sus ojos.

Su niño siempre terminaba dormido ante la música clásica y los movimientos del auto; eso solo le traía recuerdos de cuando el teñido era un infante.

– Mi dulce Eijiro aun es un bebe – Musitó la mujer enternecida, haciendo que su pareja mirara rápidamente al retrovisor y sonriera levemente recordando aquellos años; poco después el ronquido de Eijiro hizo que se miraran y rieran.

– Todo un encanto pero, salió con tus insufribles ronquidos – Comento Aoi en busca de fastidiar un poco a su esposa quien hizo un puchero y sacó su lengua.

Aoi aprovecho la luz roja y beso al amor de su vida rápidamente sacándole una sonrisa.

– Bobo – Murmuro Kanojo dejando un beso devuelta haciendo que sonriera de la misma forma que lo hizo su esposa.

(...)

– ... –  Trate de acomodarme mejor en busca de quitar la incómoda sensación de estar siendo sacudido – Cinco minutos mass.. – Balbucee.

– Eijiro despiértate o te tiro agua – La amenaza de mi madre hizo que me irguiera rápidamente – Llegamos, coge tus cosas y entra a la casa, come algo antes de las nueve, mañana iremos al Hospital y no podrás volver a comer hasta las cuatro.

Asentí algo desorientado ante tantas instrucciones me estire y estruje mis ojos, baje del auto con mis pertenencias sobre la espalda, estas fueron retiradas por lo que mire a la izquierda divisando a papá quien despeino cariñosamente mi pelo.

– Yo te haré de comer tu ve y acomódate – Susurro de manera cómplice después de todo, a mamá no le parecía la idea de que me hagan las cosas amenos de que sea necesario como por ejemplo si estaba indispuesto o muy, muy, muuuuuuuy enfermo, le sonreí y mi padre coloco su mano en mi hombro dirigiéndonos al interior de casa.

Una pequeña mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora