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– Soy yo o el señor Kirishima y Bakugo parecen querer decirse de hasta lo que se van a morir – Mina y Kaminari tan solo asintieron observando las miradas cargadas de rechazo que se lanzaban ambos creyendo que eran sutiles.

Tanto Eijiro como Kanojo golpearon a las personas que tenían al lado para que se comportaran y terminaran o disminuyeran la tensión que habían creado en el auto.

– Ajam.. ¿Les gustaría algo de música? – Tras aclarar su garganta Kanojo miro a los chicos quienes decidieron sacudir la incomodidad que llegaron a sentir y simplemente siguieron la corriente de la mujer quien había pasado su teléfono para que crearán una playlist con canciones que les gustará a cada uno.

Los minutos pasaron y estaban cada vez más cerca. Katsuki se mostraba cada vez más tranquilo, más que nada por la idea de no tener que seguir en aquella chatarra metálica soportando el pésimo gusto musical de sus amigos y las rápidas miradas examinadoras del mayor.

Y ahora le queda claro.

El imbécil es su padre.

Gruñó y ya no pudo retenerlo.

Kaminari y Kirishima se mostraron nerviosos.

El olor de Katsuki es asfixiante y más para Eijiro quien si bien ya no reaccionaba tanto a sus feromonas aún podían tener efecto en el si estaba en un sitio cerrado y bastante cerca.

Suspiro sintiéndose ansioso.

– B-blasty – Realmente no era su intención dejar salir un ronroneo al llamarlo.

Se sonrojo por la vergüenza y agradecia el hecho de que todos estuvieran metidos en la música.

Tal parece que el único que lo escucho fue Katsuki quien le miraba de una manera tan severa que le apenaba más.

Sus rasgados ojos carmesí estaban abiertos a más no poder y la tensión de su cuerpo le dejaban un claro recado.

Su alpha le prestaba absoluta atención ante su llamado.

Se miraban a los ojos sin poder decir nada.

No fue hasta que un golpe en su costado lo distrajo al hacer que mirara hacia atrás encontrándose que tan solo fue un accidente por parte de Kaminari quien buscaba acomodarse mejor.

Al volver a lo que iba en un principio Kirishima inhalo profundamente para poder sacar la ansiedad, cosa que fue contraproducente, y de manera casi inentendible por la rapidez en que lo escupió y por el tono tan leve, le pidió que dejara de esparcir sus feromonas.

Katsuki se sonrojo más que nada por el hecho de que le resultó inesperado ya que no se dio cuenta de que lo estaba haciendo.

No dijo nada pero Eijiro suspiro al sentir como ya no seguía emanando aquel olor humeante, picoso y muy, muy, muy levemente dulce.

Sin embargo al estar encerrados no se podía liberar del todo y no se le ocurrió pedir bajar las ventanas ya que estaba más preocupado en mantener sus feromonas a raya para no causar un problema.

No sabía si Bakugo podía tener la misma voluntad que el de no reaccionar a las feromonas de su destinado.

Dio un salto en su lugar al sentir una mano en su pierna.

Kaminari.

– No puedo bajar las ventanas – Informo con agobio.

El olor de Bakugo lo ponía alerta el olor de un alpha molesto no era para nada agradable.

Kirishima le miro confundido luego abrió sus ojos y por último suspiro entrecortadamente.

– Eijiro ¿Te sientes bien? – Esa pregunta le hizo tener todos los ojos sobre el.

– A-a.. S.si – Respondió terminando por carraspear para recuperar la voz – Solo estoy mareado – ¿No pueden bajar los vidrios?

– Ay no, lo siento amor. Tu tío Kenshi dijo que estaban dañados y que preferiblemente no los bajemos por que talvez luego no volverían a subir – Aquello le agobio más, puta suerte se carga – Pero ya casi llegamos cariño, solo cinco minutos más ¿Quieres una pastilla para el mareo? – El pelirrojo nego y simplemente se resigno.

Podía con esto, la había pasado peor.

Tan solo cerro sus ojos y se concentro en realizar los ejercicios de supresión para poder calmar a su omega quien quería llamar la atención de su destinado al librar feromonas.

No era nada sexual ni parecido. Tan solo eran sus instintos.

El hecho de querer soltar su olor para que su alpha se relajara.

Pero el detalle esta en que no es su alpha.

Es su amigo.

Kaminari podría ser idiota pero comprendió la situación por lo que decidió ayudar a ambos dejando salir su aroma a limón bastante refrescante y energizante.

Katsuki tuvo que retener un gruñido.

¿Qué mierda le pasaba? ¿Por qué se enojaba?

Era bastante obvio pero se negaba a creer que odiaba la idea de que el cara de idiota apaciguara su olor.

Tenso su mandíbula frunciendo más el ceño mirando las vistas que ofrecia el exterior.

Debería dejar de pensar en eso por que tan solo traería problemas.

Ya estaban en la playa y más adelante se podía apreciar las villas y hogares de los lugareños.

Poco a poco la velocidad con la que pasaban las casas fue disminuyendo hasta detenerse por completo.

– ¡Llegamos! – Tan solo fue decir eso para que todos salieran del auto con rapidez.

Más que nada aquellos dos que necesitaban del aire limpio y fresco de la naturaleza.

Recargado con sus manos en las rodillas Eijiro dio un fuerte suspiro.

Mierda nunca creyó que el olor de Bakugou lo pidiera agobiar de esa manera aún podía sentir como su omega quería reconfortarle para desvanecer el malestar del alpha.

Y Kaminari estaba a punto de explotar de histeria al descubrir que sus dos amigos eran destinados y los imbéciles se atrevían a estar así de cerca del otro y dejar salir sus feromonas como si nada (Más que nada bakugo).

Mientras que Katsuki aun podía sentir como quería soltar sus feromonas para marcar territorio, dejar en claro que el único olor que molestaba era aquel cítrico aroma de limonada.

– ¿Están bien? – Mina miro extrañada a sus amigos

– Parecen que estuvieron asfixiandose – Rio Sero ligeramente a ambos omegas.

Los Kirishima observaban a los muchachos atentos.

Algo preocupados pero se mantuvieron al margen.

– No es nada, mejor bajemos las cosas del auto – Trato de desviar el tema, los betas le miraron inquisitivamente pero decidieron no indagar más en el tema.

Una pequeña mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora