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Sin decir nada más salió de la alcoba hechando un último vistazo a sus padres, se sentía mal por hacer que discutieran pero su madre tenía razón su padre estaba exagerando todo.

Avanzo lentamente por el pasillo hasta estar frente las escaleras,  sentía si estómago revolverse, realmente no quería saber que pasó en el transcurso en el que su padre se quedó con sus amigos.

Inhalo profundamente tratando de buscar la seguridad que hace minutos había desaparecido y una vez se sintió más calmado bajo las escaleras sin embargo se detuvo a medio camino al escuchar las voces de sus amigos por lo que subió unos eslabones más para asegurarse de no ser visto, tan solo estaban Sero, Mina y Kaminari eso tan solo lo puso más ansioso y el olor a humo espeso y picoso tan solo lo elevaba mas ¿Su padre habrá hechado a Bakugo?

– Aún no entiendo cual es el problema – Musito Mina mientras daba mimos a Kaminari que se había aferrado a ella por alguna razón.

– Es que realmente no hay ningún problema como tal – Respondió sero sentándose a su lado y dejando un baso de agua en las manos del pelirubio – Tan solo le tiene manía a Bakubro – Terminó por decir dejando palmadas sobre el pelo del omega quien se permitió sentarse correctamente para beber del agua.

– Kami ¿Estás mejor? – Cuestionó por lo bajo mirándole preocupada.

– Si.. Es solo.. Wow. El señor Kirishima da miedo – Respondió estremeciendose en su lugar.

– Sinceramente comprendo lo que dices también sentí como si estuviera amenazandome a mi en vez de a Bakugo – Respondió Sero.

Ese comentario le sentó más mal de lo que podría imaginar, sentía como su estúpido inconsciente (por que no iba a aceptar su lobo aun) iba de un lado a otro deseando ver a su Alp... Amigo para explicarle que..

¿Que se supone y vaya a explicar?

Tal vez que su padre es un exagerado pero ¿sería eso suficiente como para menguar el mal rato que le tuvo que haber hecho pasar?

– La verdad estoy bastante enfadada, ¿como se atreve a decir todas esas cosas? Jamás había visto al Señor Kirishima así pero por mucho que se preocupe por Kiri lo que hizo estaba fuera del limite, gracias al universo que Bakugo pudo manejarse, estoy segura de que lo hubieran hechado a patadas si no fuera por que se mantuvo en silencio.

– Eso no evitó que se descargará con sus fermonas – Se quejo Kaminari con claro disgusto – Ya van 10 minutos y todavía siento como con cada respiración mi garganta escuece – Los otros dos rieron un poco.

– Tal vez no podamos olerlo pero si se siente algo pesado el cuarto – Murmuro Sero.

– Debe ser muy molesto para ti ¿no?

El rubio se lo pensó un poco

– Mm... Realmente no me molesta su olor era más que nada dirigido al padre de Kiri y siento que lo que estaba dirigido a nosotros era más no se...

– De protección – Kirishima salió de su escondite con una mano tras su nuca – Hey – Murmuro desanimado y avergonzado tan solo sonriendo ligeramente al sentir los brazos de sus amigos rodearle.

– Kiribb ¿Está todo bien?

– Si, mm.. Mamá se encargó de la situación – Respondió mordiendo su labio inferior – Yo... Lo siento chicos ya saben.. Por todo – Vio como su grupo de amigos sacudía la cabeza en negativa.

– Kiribro no es tu culpa

– Si, no tienes que sentirte mal solo por qué tu padre es un sobreprotector – Por alguna razón aquello le hizo reir, tal vez por las muecas y expresiones que empleo Kaminari como si se tratara de una leyenda de terror.

– Mejor hagamos como si nada paso, estoy segura de que tu madre resolverá todo esto – Kirishima asintió.

Sinceramente los comentarios de sus amigos le animaron bastante.

– ¿Donde esta blasty? – Cuestionó volviendo a su ceño preocupado.

– Salió de la casa cuando vio a tu padre subir las escaleras, tratamos de detenerlo

– Pero estaba muy enojado – Interceptó Kaminari mientras alzaba su manos y las alejaba para enfatizar su ya remarcada respuesta, Mina le miro feo por ser interrumpida.

– Bakugo da más miedo callado que estallandote en la cara todas las maldiciones de su diccionario – Los otros dos asintieron con efusividad a te el comentario del pelinegro. Kirishima rio.

– Bueno, vamos a buscarlo, mamá nos dio permiso de salir y volver cuando queramos, incluso me presto su tarjeta de crédito para comprar helados.

– ¡Yey! – Exclamaron los más expresivos dejando la incomodidad de la situación atrás, Sero sólo sonrió y les siguieron el paso a la puerta de salida.

Si el cenizo pudo salir en pijama ellos tambien.

Una pequeña mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora