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Tras la disputa con su omega Kirishima se hundió en sus pensamientos realmente no era uno en particular si no las pequeñas y grandes cosas que le han ido ocurriendo.

Desde que fue la primera vez donde la psicóloga no ha vuelto después de todo su madre se dedica a ello 

¿Cómo podía permitir que sus padres gasten dinero en algo así? 

Por otra pate ¿Cómo se supone que le diga a su madre cada aspecto de su vida? Eso seria..mm... raro.. y es que; los celos, la voz de su lobo, y cosas tan bobas como que le molesta hablar de su subgénero o la insuficiencia que últimamente ha aparecido hacen que se cuestione si enserio debería ir, no hablaría con su madre acerca de ello pero sabia que llevaba tiempo ignorando todas sus emociones y aquello le cobraría factura.

La puerta se abrió sin previo aviso Kirishima se levantó con rapidez.

Bakugo...

Katsuki se sentó de nuevo en la cama captando la atención del pelirrojo.

– ¿Qué pasa? ¿Por qué volviste? – Katsuki bufo y extendió lo que parece ser una playera negra hacia el – ¿Por qué me muestras eso? ¿Qué tiene?

Tanto Bakugo como el omega de Kirishima gruñeron.

– Es un regalo – Murmuro sonrojado – Ya sabes para tu nido.

– ¿Por qué?

– Tsk... – Katsuki deslizó una mano por su rostro ya empezaba a frustrarse de nuevo pero sabía que era su culpa por no ser directo con el idiota que tenía en frente – Me gustas Kirishima – La sorpresa del chico le hizo avergonzar un poco, pero la mirada angustiada que recibió solo lo puso ansioso – ¿Que? – Cuestionó en un gruñido.

– ¿Cómo sabes que es cierto? – Bakugo le miro confundido – ¿Cómo sabes que no solo se trata de tu instinto? –  como si Kirishima acabará de decir la mayor estupidez el cenizo soltó una risa incrédula.

– Me gustas desde antes de presentarnos – Kirishima abrió sus ojos sorprendido.

– Pero siempre niegas lo que los chicos dicen – Bakugo chasqueo su lengua.

– No quería admitirlo – Murmuro avergonzado – Siempre pensé que tan solo me veías como un amigo aun ahora no se si sea correspondido pero.. ya estoy harto – Volvió a extender la tela que llevaba en manos – Kirishima quiero cortejarte – El rojo de sus mejillas parecía contagioso puesto que Eijiro también lo tenía.

Con cautela tomo la camiseta apegándola a el, contrariado sintió poco a poco como un peso del que no era consciente salía de sus hombros.

– ¿Entonces? – Katsuki miraba sus manos las cuales mantenía empuñadas.

No esperaba una efusiva respuesta o que llorara después de todo había dicho que habían otros alphas.

Su lobo le reprocho diciendo que tan solo fue un mal uso de palabras, su omega solo lo queria a el.

Bakugo le ignoro pero no mentiría, escuchar eso le aliviaba.

Volviendo al punto, de todas las posibles reacciones no esperaba una expresión tan ambigua como si no se creyera del todo lo que estaba pasando así que no sabía si era un "no me creo lo que está pasando" en el buen o mal sentido.

Kirishima aún parecía incrédulo de la repentina declaración, no muy seguro acercó su mano a la del cenizo quien comprendió el pedido silencioso y la tomo entre la suya.

– Tu también me gustas Bakugo – Musito y la sonrisa del pelirrojo le hizo sonreír igual, incluso dejo salir una leve risa de alivio.

Guiado por su felicidad Kirishima salto a los brazos del cenizo quien lo recibió agusto tras la sorpresa por la acción, luego de unos segundos, Bakugo se alejo lo suficiente como para verse a la cara, llevo una de sus manos a la mejilla del omega quien sonrojado poso una de las suyas sobre la misma y ladeo su cabeza cerrando sus ojos para sentir más el toque del rubio.

– Kirishima... – El pelirrojo abrió sus orbes logrando divisar como aquella mirada escarlata viajo de sus ojos a sus labios.

Un escalofrío cálido y electrizante recorrió su cuerpo sintiendo su corazón latir como tambor. Con inquietud y electrizante anhelo se acercó a el.

– Bakugo.. – Respondió a milímetros de sus labios otorgándole el mismo escalofrío al alpha frente suyo que cortó la distancia dejando en los labios del pelirrojo un beso puro e inocente, tan solo una fugaz conexión que se sintió como si una estampida de elefantes corriera por sus estómagos.

Kirishima se mordió el labio inferior y oculto su rostro en el hombro del cenizo; se quedaron callados asimilando lo que acababa de suceder.

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Se que dije que tardaría un tiempo pero ya tenia este listo así que disfruten mis lobis

Ciao, ciao

Una pequeña mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora