Quizá todos cuando me ven se ríen de mí y en sus cabezas piensan cuán idiota soy.
O quizá cuando paso cerca de ellos se sienten intimidados y por eso no me hablan.Presumo, y lo hago a menudo, que realmente no soy de su agrado y que no importa cuán duro lo intente, no lograré encajar en ese perfecto molde que ellos construyeron.
Y por "ellos" hablo de todos, de la sociedad, de los "amigos", de los compañeros, de la familia, de los vecinos, de los que se sientan al lado nuestro en el autobús, de todos.Probablemente mis padres piensen que soy un desperdicio.
Probablemente tengan razón.Probablemente mi maestra esté feliz de no verme más.
Probablemente tenga motivos válidos.Tal vez quien me ama no me ama realmente.
Tal vez me ama por pura costumbre.De pronto la vida se me torna gris.
De pronto es que siempre es así.Posiblemente pienso demasiado y por eso me la paso distraída.
Posiblemente he olvidado cosas que no quisiera que otros olvidaran.Calculo cada palabra que sale de mi boca o dejo salir todo sin filtro, no hay punto intermedio.
Y quizá por eso todos me dicen que soy un poco impredecible, realmente pierdo el control, no sé cómo actuar.Pero, ¿por qué debería importarme?
Ah, sí, es que supongo -también lo hago demasiado- que lo que hago normalmente no está bien.
Supongo que tengo razón.
Así que soy fría y pensativa, o demasiado cálida y ridícula.
Incluso estas palabras sobrepasan el limite invisible que siempre estoy atravesando; entre ser una del montón y ser diferente.
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Absurda.
RandomCada loco con su tema. El problema es que tengo demasiados. Ilustraciones de Sara Herranz.