Los recuerdos son momentos que nunca se van. Fotografías mentales que perduran.
Hay lindas y hay feas.
Tristemente, yo siempre me quedo con las feas.Y no es que sean feas a la vista, sino desagradables, porque me recuerdan lo mala que he sido, o lo injusta que ha sido la vida, o cómo otros gozan de cosas que yo no, o cómo he podido hacer cosas que no hice.
Las memorias viven en mí como arrepentimientos, clavando sus garras en mis entrañas como si no tuviera suficiente con mi cabeza.
Pero no los culpo. Realmente me merezco ser carcomida de esta forma.Intento observar los recuerdos como fotos recién reveladas, tratando de ignorar las líneas duras y concentrándome en detalles insignificantes.
Pero, ¿cómo olvidas lo que tu alma añora? ¿Cómo omites los deseos de tu ser?Las memorias viven en mí como sueños frustrados, anclando mis metas a mares de obstáculos.
Idiotez, egoísmo, insuficiencia.¿Cómo haces flotar algo tan denso como los anhelos? ¿Cómo flotas tu misma con semejante peso?
Las memorias viven en mí como anclas que me impiden nadar.
Soltarse las cuerdas y vivir en la ingenuidad.
La ignorancia es felicidad.
Las memorias viven en mí como cosas que quiero eliminar.
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Absurda.
RandomCada loco con su tema. El problema es que tengo demasiados. Ilustraciones de Sara Herranz.