Cuando digo que soy una pérdida de tiempo no espero que me contradigan.
Cuando digo que mi alma está profundamente triste no espero recibir razones de por qué debo ser feliz.A veces quiero perderme sin que me molesten, sin tener el zumbido tras mi oído diciéndome que tengo motivos para quedarme.
Mi cabeza navega libre, al menos, en mares llenos de melancolía. Las aguas son oscuras y saladas, las olas golpean mis costillas, pero este es mi lugar para estar, mi isla, mi momento en solitario donde no tengo que preocuparme si soy suficiente, si la gente no me miente, si vale la pena continuar...
Tengo que recurrir a esta isla porque en mis sueños tú me persigues y en la vida real la sombra de un ideal inalcanzable te torna malvado para mis ojos.Quizá el problema soy yo. Quizá debería dejar de ser tan especial con la gente y así no sentiría que me merezco algo mejor. Porque no me merezco algo mejor.
Mamá dice que mi mente debe ser un zoológico, un lugar rojo y ruidoso donde nadie se pone de acuerdo. La verdad su acepción no es tan falsa, de hecho no puedo ponerme de acuerdo con todos mis miedos, ellos insisten en desviarme por más que me resista.
Y yo sigo perdiéndome en ellos, gritando mientras corro sin rumbo, pero con una sonrisa en el rostro porque sé que están dentro de mi y nadie los puede ver.Mis ojos están desenfocados en las clases y unos cuantos se preguntan qué me pasa.
Nada.
(Sácame de este maldito lugar, abrázame, dame motivos)¿Cómo le explicas a alguien que te estás ahogando si no sabes por qué? ¿Cómo te enfrentas a los ojos llenos de preguntas si no puedes transformar en palabras tu dolor?
Me pierdo del mundo porque así es más fácil. Callar es más fácil. Fingir es más fácil.
¿Cómo le digo que no estoy funcionando si yo misma no entiendo qué es lo que siento realmente?
¿Cómo me enfrento al mundo si ni siquiera soy capaz de salir de mi maldito escondite?
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Absurda.
RandomCada loco con su tema. El problema es que tengo demasiados. Ilustraciones de Sara Herranz.