Absurda.

Impotencia.

No podía creer que había acabado, que todo lo bonito había llegado a su final. La negación me volvió ciega y torpe, escuchar era difícil, ni hablemos de pensar. Seguía diciéndome que volveríamos a estar juntos, que esto era un break, no un final. Me aferré a la idea de una continuación como si tal cosa pudiera ser posible, hasta que me di cuenta que eso no pasaría.
Entonces, mi alma lloró. Cada célula de mi cuerpo vivía el duelo de tu partida. Cada noche las lagrimas me demostraban que definitivamente todo estaba perdido. Tus palabras se sintieron como cuchillos, cortando a través de mi piel y haciéndome sentir el ser más insuficiente del planeta.
Allí, me di cuenta que el problema no era yo. El problema eres tú. Y, entonces, sentí rabia, tanto odio hacia ti que te desee cualquier tipo de mal. Y con tus acciones, hablando de tu pasado felizmente, como recordándome que otra persona pudo causar en ti cosas que yo jamás lograré, contándome sobre ti siendo detallista con otras personas, como diciendo "mira cómo contigo no me nació hacerlo" sentí más rabia, impotencia, dolor físico y puro en mis puños. Ya no tenía fuerzas para llorar, así que te acribillé de palabras de las cuales me arrepiento, porque te demostré cuán destrozada estoy.

Finalmente, debo llegar a la superación. Y reconozco que para ello me falta muchísimo. Primero debo aceptar que aunque estés a mi lado, estás increíblemente lejos de mi alcance, que por más que quiera abrazarte y besarte no puedo hacerlo, que ya no quieres ni hablarme y que debo vivir con eso. Debo aceptar que no es tu culpa, nadie controla lo que siente, "uno ama y otro quiere" no tiene solución. El amor no nace ni muere de la noche a la mañana.

Lo más triste de todo, es que sigo sintiendo por ti un amor que nadie logra imaginar. Ni yo misma me había dado cuenta de que sentía todo esto. Me siento impotente porque no hay nada que pueda hacer, nada que pueda sanar esto. Quiero dejar de amarte, en serio quiero, intento buscar razones pero no bastan.

Tus historias se me antojan pesadas a mis oídos. No entiendo por qué debo escucharte, a tal punto de querer comprarte todo lo que quieres, cuando tú no haces lo mismo.
No entiendo por qué debo tragarme las ganas de decirte todo lo que me he callado por tantos meses.
No entiendo por qué sigues haciéndome sentir imbécil, no entiendo por qué no me apoyas, no entiendo por qué finges que mi existencia es irrelevante para ti.
No entiendo por qué me haces sentir mala persona.
No entiendo por qué omites tantos deseos reprimidos que tengo.
No entiendo por qué no te das cuenta de todo a lo que he renunciado por ti, de la cantidad de sacrificios, de las mínimas y las máximas cosas.
No entiendo por qué me haces querer ser de esas que exigen regalos todo el tiempo.
No entiendo por qué no te nace darme nada.
No entiendo por qué eres así.
No entiendo por qué te sigo amando.