El amor es muchas cosas, especialmente una decisión.
Yo decido estar con alguien a pesar de que esté jodido, yo decido seguir ahí.
Nos pasamos la vida pensando que no, que nos "toca" vivir cosas, que nos toca sufrir amores, pero cuando miramos de cerca notamos que al final todo se reduce a nosotros mismos.Aquella chica que está con el chico que es mujeriego, decidió estar con él, sabiendo cómo era él. O incluso si al principio él la ilusionó y luego ella descubrió la verdad, ella decidió seguir con él a pesar de que le mintió y de que juega con ella.
¿Masoquista? Claro. ¿Malo? No del todo.
Si, al fin y al cabo, eso la hace feliz, ¿quiénes somos para arrancárselo?Por eso el amor es una decisión. Decidimos si queremos sufrir, o si queremos sentir la función del amor: hacer los problemas más llevaderos (no eliminarlos).
No podemos exigirle al mundo una persona disponible 24/7 para nosotros, ni mucho menos alguien con ojos sólo para nosotros.
El amor no debe ser egoísta, sino comprensivo.
El amor es tan simple que es gracioso.
Decido estar con alguien, estoy con esa persona, soy feliz, y eso es todo.
Si no soy feliz, decido no estar con esa persona, por más que duela, porque quiero ser feliz, porque me merezco algo mejor...He ahí el problema: nos gusta sufrir, nos gusta estancarnos con quien amamos aunque no seamos felices.
Incluso inventamos excusas, decimos que si esa persona nos ama cambiará por nosotros, pero al final es nuestra decisión buscar alguien que si lo haga, o seguir con quien no lo haga.
El amor es una decisión. Simple y sencilla.
Por supuesto que duele, y duele como una piña en el culo, pero al final la decisión debe sentirse bien, si es la correcta.
Podemos estar bien amando a alguien, mientras el otro sólo nos quiere. Muchos lo llamarán estúpido, ciego tal vez, pero realmente lo que importa es alcanzar esa alegría temporal, en cualquier circunstancia, incluso en un amor no correspondido, por lo menos hasta que seamos capaces de decidir que nos merecemos algo más.
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Absurda.
RandomCada loco con su tema. El problema es que tengo demasiados. Ilustraciones de Sara Herranz.