No sé dónde estoy parada, no sé a dónde voy, muchas veces no sé que siento. Mi vida es simple, hasta donde puedo, la dejo correr a su antojo mientras observo.
Y aunque siempre quiero tener el control he aprendido que no es posible tenerlo. Es muy raro, de hecho, tenerlo. El mundo está lleno de posibilidades y es ridículo pensar que nosotros tenemos todo el poder de manipularlas.
Así que me limito a prepararme para todo, aunque muchas veces sucumba a la ansiedad y me deje caer unas horas a llorar. Intento contemplar todos los escenarios, los peores en especial, para que nada me coja por sorpresa. Pero siempre hay algo que llega sin avisar, porque I never saw you coming...
Pero eso no quiere decir que sea algo malo, hay quienes dicen que las mejores cosas de la vida son inesperadas. Aquello que jamás pensaste que sucedería, no porque no lo merecieses, no porque es imposible, sino porque simplemente nunca lo imaginaste, no lo pensaste, no se te ocurrió. Ahí es donde radica un punto importante de la vida, en la magia de las sorpresas, en la magia de que las cosas simplemente sucedan.
Por eso, para mí, las mejores cosas de la vida son las que no tienen explicación. El arte del por qué es infinitamente valioso, conocer las causas, entender el mundo, no tiene precio. Pero sonreír sin razón, sentir sin pensar, decir y hacer sin calcular, es hermoso. Recibir sin esperar, amar sin motivo, amar porque sí. Mirar a alguien y preguntarte cómo pasó, por qué te fijaste en esa persona, y llegar a la conclusión de que no te importa, de que saber cómo sucedieron las cosas es irrelevante, en qué momento empezaste a sentir cosas en el vientre, cuando comenzaste a soñar, a reír, a querer.
Ahí está la esencia de la vida, en la simplicidad.
Me pasaba la vida complicando todo, queriendo saber qué, dónde, cuándo, cuánto, cómo, por qué, sin saber que esas cosas son innecesarias. Lo único que realmente importa es sentirse bien, estar cómodo, sentarse solo, o junto a alguien, y disfrutar el paseo.Quizá no deje de ser paranoica pronto y quizá la vida seguirá importándome demasiado, pero procuraré mantener algo en mente:
Si quiero algo, voy por ello.
Si algo me hace sentir bien, hago que funcione.
Si algo no me sirve, lo desecho.
Si algo no funciona, lo supero.
Si algo duele, lo dejo.
Si algo me hace feliz, lo abrazo fuerte y lo valoro, más allá de amarrarlo a mí.
Si algo va mal, lo digo, porque si algo me molesta no callaré, no me amargaré por cosas que puedo cambiar y no esperaré que alguien lo cambie. Porque si hay algo que pueda hacer para sentirme mejor, lo haré, viviré mejor, estaré mejor, y así todo finalmente fluirá mejor.
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Absurda.
RandomCada loco con su tema. El problema es que tengo demasiados. Ilustraciones de Sara Herranz.