Absurda.

Cubierta de espinas.

Estoy cubierta de espinas y te hago sangrar.
Destruyo tus ganas de acercarte con cada filo, cada corte, cada gota roja que queda en ti.
Me veo atractiva, interesante, diferente. Pero entiende que eso no siempre es bueno, y que no soy la excepción.

En el fondo de mi ser no se esconde la amiga perfecta, la novia perfecta, la persona perfecta.
No se esconde siquiera un esbozo de aquello.

Estoy cubierta de espinas, pesadas y viejas, de esas que cortan igual que el primer día.
Una espina, un recuerdo, un demonio como lo llaman los extravagantes. Como las llamo yo...

Estoy cubierta de espinas y hago mucho daño. A mí, a ti, a ellos. A los que lo merecen y a los que no. A los que quiero y a los que no.
Soy como un puercoespín, si me asustas te haré daño, si te acercas te haré daño, si me tocas te haré daño...

Estoy cubierta de espinas pero intento ocultarlo. Me elogio a mí misma, intento hacer todo mejor que el resto para tener menos cosas que se puedan volver espinas en mí. Pero lo cierto es que sigo estando repleta de ellas, y ya empiezan a cortarme a mí.

Estoy cubierta de espinas y me duele hacerte daño, pero no me detendré. Son mi escudo, mi caparazón.
Intento ser excelente, intento hacerte feliz, pero tal parece ser insuficiente, porque tú sólo traes más espinas a mí...

Estoy cubierta de espinas y no sé si culparte por unas cuantas o culparme a mí por no motivarte lo suficiente, por no ser suficiente.
Me miro al espejo y las espinas dejan de ser una metáfora.
Estoy cubierta de defectos y no quiero aceptarlos. No quiero.

Estoy cubierta de espinas y soy egoísta, me quejo por todo, soy hiriente, pero debes saber que, al igual que las rosas, bajo todas las espinas soy sumamente delicada. Y es fácil tornar las espinas contra mí.

Estoy cubierta de espinas y quiero quererte, quiero que me quieras bien.

Estoy cubierta de espinas y no quiero dejar de estarlo, son historias, son razones, cosas que pesan en mí, el peso de vivir.

Quizá es momento de que acepte que no encontraré alguien tan entregado como yo. Tal vez unas cuantas espinas se caigan si lo hago.
Pero te quiero, te quiero tanto, así cubierto de espinas, así como me haces sangrar y llorar, así te quiero...