Roma.Ni loca me quedo aquí con esos cinco hombres a dormir.
Son aproximadamente las cuatro de la tarde, pero estaba un poco cansada y el sueño me estaba matando.
— No, yo mejor duermo en los dormitorios de los novatos — me levanté.
— Te quedas aquí — ordenó Raven.
— No, vámonos Price.
— Price vete y coloca el seguro digital en la puerta — ordenó gruñendo Ángel.
Price me miró con pena y se levantó.
Claro, él es su jefe y no se atreve a desobedecerlo.
— Cobarde — murmuré al ver como se levantaba y salía de la sala.
Escuché como cerró la puerta principal y una voz robótica femenina dijo: Activando seguro digital.
Vaya… que tecnología.
Me senté en un sillón individual.
— No me pueden obligar a quedarme — refuté.
— Ya lo hicimos — Sonrió malicioso Jack — si quieres salir tendrás que cortarnos un dedo a alguno de nosotros, porque el seguro digital solo se desactiva con nuestra huella.
— Bien... ¿Cuchillo o navaja? ¿Con cuál prefieren? Y para no ser tan mala los dejaré elegir a ustedes — saqué una pequeña navaja que siempre cargo en mi bota — entonces ¿Quién será el desafortunado? — dije desinteresada jugando con la navaja en mis dedos.
Los miré y Wes, Jack y Dan tragaron saliva, Raven y Ángel se aclararon la garganta. Sonreí victoriosa.
— No serías capaz — Dijo Wes.
Lo miré con una ceja alzada.
— ¿Quieres probarlo? Mejor decido yo, el desafortunado eres tú Wes — Cuando dije su nombre este me miró con terror.
Me levanté con la navaja en mi mano derecha y caminé hasta quedar al frente de él.
— Tu mano — ordené.
— ¡No hermano! ¡No se la des! ¡No podrás enseñarle a tus hijos a contar hasta diez! ¡No podrás comer y tampoco podrás aplaudir con tus diez dedos! ¡Te puedes incluso hasta quedar inválido! — Exageró Dan.
Fruncí el ceño y sonreí.
Cuando está nervioso dice tonterías al igual que yo.
Con mi mano izquierda agarré su mano y quité el anillo que tenía en su dedo índice.
Vi como tragó saliva.
¿De verdad no me va a decir nada?.
— ¿Te puedo dar un consejo Wes? — asustado asintió — Jamás subestimes a una mujer — coloqué la pequeña navaja en su dedo índice e hice un pequeño corte.
¿Que? Solo fue una lección, no voy a cortarle el dedo por una tontería.
Un dedo sirve para muchas cosas.
Me siento en su regazo, dejo un pequeñito beso en sus labios y sonreí inocente.
Veo como suspira con alivio y se seca el sudor de las palmas de su mano con su uniforme.
Guardé la navaja en mi bota y jugué con el anillo en mis dedos.
— ¿Me puedo quedar con tu anillo? — Digo como si no hubiera pasado nada.
ESTÁS LEYENDO
POLIAMOR MILITAR [+18]
Боевик¿Qué ocurre cuando no sabes que carrera elegir? La respuesta es fácil ¿No?. La pelirroja italiana Roma Bianci, eligió su carrera de una forma muy peculiar, una noche con ayuda de sus amigos crearon un juego para ayudarla en su futuro. ¿Qué pasará cu...