| Capítulo 43 |

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Roma

Un fuerte ruido me saca de mi profundo sueño, me siento de golpe en la cama un poco asustada, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy sola en la cama, el ruido vuelve a sonar y lo identifico enseguida. El reloj marca casi las 3:00 A.M. mientras me levanto de golpe para colocarme mi limpio uniforme, cuando estoy completamente vestida, dejo un beso en la cabecita de Queso y salgo por la puerta principal.

Soldados corren por todos lados y yo apresuro mi paso hasta la sala de información donde se encuentran mis chicos.

—  Ethan Allen se reunirá con un narcotraficante hoy a las 4:00 A.M. en una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad, hoy es el día en que lo mataremos, ya saben lo que tiene que hacer así que vayan por sus cosas —  Ordenó Ángel. Los soldados salimos corriendo y agarramos nuestras armas y una pequeña mochila.

Me encontré con Sam y Bella en el parqueadero y juntas subimos al camión militar que nos llevaba hasta la ubicación de la fábrica.

Encendimos nuestras radios dónde se escuchó la voz de Jack dando indicaciones.

—  Las mochilas se dejan en los camiones, maten a todos los grillos que vean y si es "el jefe" no duden en dispararle, acomoden bien su uniforme para que no se les vea el chaleco antibalas, somos 40 militares, veinte van en el camión A los cuales entrarán por la parte trasera y los de camión B entrarán por delante y también por los laterales —  Escuché la voz de Jack por la radio mientras llenaba mis bolsillos de cargadores.

El camión se estacionó lejos de la ubicación, ya que no queríamos hacer ruido, el camión en el que venía con las chicas era el A lo que significaba que entraríamos por la parte trasera. Seguimos a Dan y Jack quienes venían con nosotros, el camión B no se visualiza a por ningún lado lo que supongo que estacionaron en otro lado para llegar a la entrada delantera.

Todos caminamos siguiendo a nuestros superiores con la pistola en nuestras manos, luego de 10 minutos caminando llegamos a una gran fábrica que para estar abandonada estaba en buen estado. Apagamos nuestras radios mientras ingresábamos por la puerta trasera de la fábrica.

—  Divídanse —  Susurró Jack. Quité el seguro y mi arma y la levanté apuntando hacia al frente mientras la agarraba con mis dos manos. La luz de la luna era lo único que alumbraba el lugar, caminé despacio y con pasos calculados por un pasillo que dió hasta unas escaleras de metal. Los dos soldados que me seguían tomaron rumbo diferente hacia otro lado, sin hacer ningún ruido subí las escaleras hasta la segunda planta, el olor a humedad era sofocante.

Revisé algunas habitaciones que estaban en la segunda planta las cuales estaban vacías, el lugar era inmenso, había demasiados pasillos y muchas habitaciones, calculaba que tendría al menos diez pisos.

Escuché algunos ruidos que venían por el pasillo de mi izquierda, sin hacer mucho ruido me adentré a una de las habitaciones que estaba en ese pasillo. Me apoyé al lado de la puerta y apunté a la altura de la cabeza de una persona promedio. Pasos suaves se escuchaban al otro lado de la pared hasta que una alta figura apareció por la puerta. Coloqué el cañón de la pistola en su cabeza, la persona paró en seco y tragó saliva, entrecerré mis ojos y vi que llevaba el uniforme militar, bajé el arma y suspiré aliviada.

—  Bianci, casi me matas del susto —  Dijo el alto soldado que había entrado.

—  Lo siento —  Reí suavemente y salí de la habitación.

Caminé por algunos pasillos encontrando otra escalera, por el momento no se habían escuchado disparo y tampoco ninguna señal de que había alguien en ese lugar aparte de nosotros.

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