| Capítulo 39 |

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Jack.

Cuando abro mis ojos lo primero que veo son algunos cabellos rojizos sobre mi cara, un leve cosquilleo en mi cuello me indica que Roma está profundamente dormida. Aparto su cabello para poder ver bien la habitación. Me remuevo un poco haciendo que Roma suelte entre sueños un gruñido. Sonrío y paso mi mano por su cintura para girar juntos y quedar de medio lado.

—  Quieto, vuelve a dormir —  Su pierna derecha se levanta y la pasa por encima de las mías mientras mete más su cara en mi cuello.

—  Ya es tarde, linda —  Digo mirando el reloj que cuelga en la pared y marca que es medio día. A mi lado el único que duerme es Dan quien tiene un paño en su cabeza. Roma solo me abraza más fuerte, sonrió e imitó su acción para dejarla dormir cinco minutos más.

—  Linda —  Susurro cuando veo que pasó media hora —  Me tengo que levantar, si quieres puedes abrazar a Dan —  Susurré en su oído y Roma únicamente se removió. Suspiré y traté de alejarme de su cuerpo, pero ella cada vez apretaba más su agarré. Me senté con cuidado en la cama mientras Roma se acomodaba en mi regazo sin soltarme —  ¿Qué pasa linda? —  Pregunté, sin embargo, mi mujer solo negó con la cabeza —  ¿Quieres seguir durmiendo? —  Negó —  ¿Quieres bañarte? —  Negó —  ¿Estás modo, hoy quiero mimos de Jack? —  Asintió mientras yo reía. Suspiré porque esto ya había pasado con Dan, recuerdo que ese día Roma parecía una garrapata al lado de Dan, no lo dejó ir solo ni al baño, algo extraño y parece que llegó el día en que me tocó a mí.

Me levanté de la cama mientras ella iba agarrada a mí como un koala, me metí al baño y la dejé sentada en el lavabo, agarré mi cepillo y el suyo para colocarles crema, le entregué el suyo y juntos empezamos a lavarnos los dientes. Miré a Roma la cual tenía su cara hinchada al igual que sus ojos y su cabello despeinado por toda su cara. Hermosa.

Terminamos de lavarnos los dientes, Roma no dejaba de mirarme, me sonrió y agarró por el cuello para dejar un beso en mis labios el cual no tardé nada en responder. Me metí en medio de sus piernas y agarré sus caderas para arrastrarla al borde del lavabo. Mi mujer soltó un jadeo mientras se apartó de mí, mordiéndome el labio en el proceso.

—  Vamos a desayunar —  Dije ayudándola a bajar del lavabo. La solté para abrir la puerta y salir de la habitación, Roma corrió algunos pasos para alcanzarme y tomar mi mano, sonreí como un idiota al pensar que la tendría pegada a mí todo el día.

Entramos a la sala donde estaban mis hermanos con mis ¿Padres?. Mis hermanos estaban sin camisa y solo con un pantalón de pijama.

—  ¡Hola cariño! ¿Cómo estás? —  Se levantó mi madre caminando en nuestra dirección, solté a Roma quien bufó y mi madre en vez de abrazarme a mi, abrazo a Roma quien sonrió. Levanté una ceja mirándolas.

—  Hola señora Verónica, estoy bien y ¿usted cómo está? —  Dijo amable Roma.

—  Muy bien cariño, pero solo dime Vero —  Le guiñó un ojo después de romper el abrazo, su mirada se posó en mi —  Mi vida, estuve muy preocupada —  Caminó hasta mí y me abrazó por la cintura.

—  Estoy bien mamá —  Dejé un beso en su coronilla y rompimos el abrazo. Roma y yo saludamos a mi padre quien estaba sentado con mis hermanos jugando videojuegos en el televisor gigante de la sala.

—  Voy a ponerme un pantalón —  Hablé mientras veía a Roma darle un pequeño beso a cada uno de mis hermanos.

—  ¡Te acompaño! —  Habló mientras corría a mi lado y me tomaba nuevamente de la mano. Subimos hasta nuestra habitación y nos adentramos al armario, me coloqué un pantalón de pijama.

POLIAMOR MILITAR [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora