| Capítulo 25 |

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 Wes.

Bueno creo que eso fue todo lo que les tenía que decir, así que con su permiso nos retiramos y recuerden que esta conversación no sale de aquí. Me saludan a Roma que se fue hace como diez minutos —  Dijo Lia dándonos una macabra sonrisa para levantarse de la silla e irse con su esposo.

Lentamente y queriendo que sea mentira lo que dijo, giro cabeza hasta el puesto de Roma que yace vacío.

¡Me cago en mi puta vida!.

Miro a mis hermanos que están igual que yo. Dan pasa sus manos por la cara frustrado.

—  ¡La puta primera cita y ya lo jodimos todo! Siempre la cabrona de Lía tiene que jodernos —  Gruñe con enfado Dan levantándose fuerte de la silla. Nosotros imitamos su acción y caminamos juntos en silencio hasta el elevador.

Ángel en todo el camino le intenta llamar al móvil.

—  Apagado —  Gruñó enfadado Ángel. Al salir a la primera planta casi corrimos hasta donde estaba Nick atendiendo una mesa.

—  ¡Nick! —  El hombre se sobresaltó ante mi grito.

—  Jefes —  Dijo cuando vio que éramos nosotros —  Disculpen en un segundo vuelvo —  Habló amable a la mesa que atendía y se acercó a nosotros con el ceño fruncido.

—  ¿Viste a Roma? —  Preguntó Jack.

Él nos miró como si tuviéramos monos en la cara extrañado de la situación.

—  Ehh... Si la señorita Roma pago lo que consumió y salió hace rato señor dijo que tenía prisa o algo así —  Respondió confundido.

—  ¡Mierda! —  Salimos todos corriendo fuera de nuestro lujoso restaurante.

—  A la FMEU —  Le ordenó Ángel al chofer.

Al bajar de la limusina nos subimos directamente al ascensor para llegar a nuestro pent-house.

—  ¿Qué le hicieron a Roma? —  Preguntó mi nana enfadada con sus manos en la cintura al vernos entrar por la puerta principal.

—  ¿Dónde está? —  pregunté ignorando su pregunta. Se encogió de hombros dándome una mala mirada.

—  Ella se fue de aquí con varias de sus cosas —  Dijo a ver mis intenciones de subir a buscarla.

Mi corazón tembló con nerviosismo.

—  ¿Cómo que se fue? —  pregunté nervioso.

—  Si y ahora mismo me van a decir que le hicieron —  Preguntó.

—  ¿Por qué piensas que nosotros le hicimos algo? —  Preguntó Dan como niño pequeño.

—  Los conozco y sé que meten la pata muchas veces sin intención, pero también la conozco a ella para saber que es un caramelito como para hacer algo malo —  Murmuró entre dientes.

—  Hoy era nuestra primera cita y la cagamos con ella —  Respondió Dan.

Ángel y Raven no habían dicho una palabra desde que nos montamos en la limusina solo estaban mirando con su ceño fruncido toda la situación.

—  ¿Qué tan grave fue? —  preguntó cautelosa.

—  Lía —  susurró Dan y eso fue lo único que faltó para que su cara se tornara roja de la furia.

—  ¡Esa maldita anciana! ¡Ya es hora de que le pongan un alto! —  Gritó enfadada nuestra nana.

—  Sabes que no es tan fácil —  Respondí y ella tomó una bocanada de aire para tranquilizarse.

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