| Capítulo 23 |

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Roma.

¿Que?

Levanto mi cabeza un poco para ver por encima del cuerpo de Wes que aún sigue sobre mí.

En la puerta están parados el resto de mis chicos con un gigante bulto en sus pantalones. Mi cara se calienta al pensar la escena morbosa desde otra perspectiva.

Escondo mi cara en el cuello de Wes mientras él suelta carcajadas.

—  No te muevas, dame unos segundos —  digo al sentir como se mueve en mi interior. Escucho pasos en la habitación, pero no saco mi cabeza del cuello de Wes.

Luego de unos segundos Wes deja un beso húmedo en mi cuello y comienza a salir de mi interior lo cual me hace gemir bajito ante la sensibilidad de mi centro. Sonrojada agarro una sábana y me envuelvo en ella tapando mi desnudez.

Wes camina hasta el baño y yo me giro hasta quedar bien acomodada en la cama. Aparto mis ojos de la sábana y los poso en el centro de la habitación donde mis cuatro chicos están mirándome con hambre.

—  ¿Desde cuándo están ahí parados? —   pregunté avergonzada.

—  Desde el primer gemido —  Abrí los ojos como platos y apreté la sábana fuerte contra mi pecho.

Wes salió del baño con dos toallitas húmedas en las manos. Estaba caminando completamente desnudo como si fuera lo más normal del mundo.

—  Déjame limpiarte —  Dijo Wes subiéndose a la cama.

—  ¿Que? No claro que no, mejor me voy a bañar —  intenté levantarme, pero Wes me lo impidió.

—  Prefiero que duermas con el olor a sexo —  fue hasta mis pies y se metió por debajo de la sábana, separó mis piernas y comenzó a pasar los pañitos húmedos por todo mi centro.

—  Queremos ver —  Dijo Dan acercándose.

—  ¡No! —  Grité y traté de cerrar mis piernas.

—  ¡Si! —  Exclamó como un niño pequeño —  Queremos ver ¿Verdad hermanos? —  Preguntó y todos asintieron.

No alcancé a protestar más porque Wes ya había subido la sábana hasta mi cintura. Los cuatro pares de ojos estaban puestos fijamente en mi vagina y en lo que Wes estaba haciendo.

Mi pulso se aceleró y no sé por qué, pero mi excitación comenzó nuevamente a crecer ante la mirada lascivia de mis hombres.

—  No para de salir jugos —  Dijo Wes pasando repetidamente la toallita por mis pliegues.

—  Se está mojando más —  afirmó Ángel con su voz exageradamente ronca que me erizó toda la piel y me excitó más.

Wes dejó de limpiar y gemí cuando lentamente metió un dedo en mi canal

—  ¡Maldita pervertida! —  chilló Dan y no me molestó para nada su forma de referirse a mí.

—  ¿Así que te gusta que te vean? —  Preguntó Raven con una ceja alzada caminando y acostándose a mi lado. Su cara quedó a centímetros de la mía.

—  Yo quiero probar —  Dijo Jack relamiéndose los labios.

—  Toda tuya hermano —  Habló Wes sacando su dedo de mi interior. Gemí bajito y Raven no se perdió ninguna facción de mi cara, solo me miraba fijamente poniéndome nerviosa.

Miré a Raven cuando se acercó un poco más quedando a milímetros de mi cara. Solté un gemido ahogado al sentir la lengua de Jack pasando por todo mi sexo.

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