| Capítulo 28 |

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Roma.

El ruido de la puerta siendo azotada me hace levantar de golpe.

—  ¿Qué pasa? —  digo al ver a Dan mirándome.

—  Vístete lo más rápido que puedas te necesito lista en 5 minutos.

Parpadeo al verlo hablarme como sargento.

Me levanto de golpe de la cama  y aprovecho mí desnudes para meterme a la ducha corriendo. Ignoro mi cuerpo tembloroso por la cantidad de orgasmos que tuve.

Ni loca me voy sin bañar.

Me ducho lo más rápido que puedo. Salgo corriendo del baño y entro al armario colocándome mi uniforme en tiempo récord.

Bajo corriendo las escaleras y me acerco a Dan el cual está parado al frente del ascensor.

—  Vamos —  Dice cuando el ascensor se abre.

—  ¿Me explicas que está pasando conejito? —  su mirada deja de ser seria y me sonríe con ternura mientras yo aprovecho para trenzarme el cabello.

—  Hoy será tu primera misión en el exterior —  Dijo sonriendo.

—  ¿En serio? —  pregunto con miedo. Dan asiente con su cabeza sonriendo.

Coloco la goma al final de la trenza y nos quedamos en silencio mientras el ascensor continúa bajando. Salimos del ascensor y caminamos a la salida del edificio.

Llegamos a una sala donde estaban el resto de mis hombres. Ángel me explicó la misión mientras mi mente caía en la realidad y los nervios comenzaban.

Me subí en la parte trasera del camión acompañada por varios militares supergrandes.

Cuando el camión hizo su primera parada supe que era mi momento de bajar. Smill bajo primero y sin mirarme me ayudó a bajar.

Vi el camión alejarse y yo agarré el mapa para ubicar mi posición.

Seguí el camino hasta donde me indicaba la X que era toda la zona donde podría estar un francotirador.

Instalé en una roca lo más rápido que pude el francotirador. Afirmé por la radio al escuchar la voz de mi General preguntando si estábamos en posición.

Suspiré y sacudí mis dedos para ayudarlos a qué dejaran de temblar.

Me acosté boca abajo y miré por la zona vigilando toda la zona roja. Le quité el seguro al francotirador y puse mi dedo en el gatillo cuando vi que todos los hombres que rodeaban la mansión caían muertos. Unos segundos después salieron los militares de los árboles dispuestos a entrar a la casa de dos pisos. Vi a Ángel que se apartaba un poco del resto para vigilar los jardines de la entrada principal. Lo seguí con la mira y al pasar por un alto arbusto vi a un hombre vestido de negro que se escondía dentro de este. Ángel no se percató de su presencia y el hombre alcanzó a subir el arma solo unos milímetros cuando yo ya le había disparado en la cabeza.

Observé a Ángel que miró en mi dirección y guiñó un ojo, me sonrojé aunque él no pudiera verme.

Un gruñido a mi lado hizo que apartara mi ojo de la mira. Un lobo gris estaba a unos cinco metros gruñendo en mi dirección.

Ahora no lobito, estoy en una misión importante.

Cuando regresé la vista a la mira solté un jadeo cuando vi que un hombre tenía a Jack del cuello con una navaja.   

El gruñido sonó más cerca, sin hacer movimientos bruscos saqué un paquete de galletas de mi bolso y se las lancé todas al lobito.

El lobo las miro desconfiado y volvió a mirarme, soltó un gruñido que me recordó a alguien.

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