| Capítulo 7 |

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Jack.

—  ¿Por qué no te quedas conmigo? Siempre que hacemos el amor tú te marchas —  se quejó la rubia que yacía acostada en la cama completamente desnuda.

—  En tus sueños Cristina —  Me subo el cierre de mi pantalón y recojo mi camisa del piso —   y que te quede una cosa clara, yo nunca hago el amor, yo solo tengo buenas horas de sexo salvaje, así que no te hagas ideas estúpidas en ese diminuto cerebro —  gruñí colocándome la camisa.

—  Pero amor...

—  Déjate de niñerías Cristina, solo eres una sargento más que pasó por mi cama —  Exclamé y salí de la habitación  que había rentado en la zona bronce.

Salí del edificio caminando hasta el despacho de mi padre.

***

—  Te cargas una cara de:*tuve sexo toda la noche* —  Expresó burlón  Dan.

—  No te equivocas —  me senté al frente sé mi padre que negaba con su cabeza.

—  Bueno, chicos ustedes saben que los considero como mis hijos y por eso estarán juntos entrenando el grupo nuevo de  novatos. Ya lo han hecho varias veces y espero que los resultados sean los mismos o incluso mejores ¿de acuerdo? —  habló papá.

—  Si mi General —  respondemos al unísono.

***

Los cuatro caminamos a los costados del General mientras avanzamos a la tarima donde los novatos están formados al frente de esta.

Cuando subimos todos tenemos en nuestros rostros inexpresividad. Cada uno de nosotros detallamos a los novatos que están formados en bloque mientras nuestro General les da las indicaciones de lo que será su nueva vida.

Luego de que todos recibieran su información bajamos de la tarima y nos encaminamos al despacho del General.

—  Vamos a ver bragas, sostenes y si tenemos suerte algunos dildos o vibradores —  Expresó Dan con burla.

—  Claro —  fue lo único que respondí, no sé cómo a él le puede parecer divertido está  situación, a mí me aburre y me parece estúpido que dos coroneles y dos sargentos revisen maletas de novatos.

Pero es una de las reglas: "aquel que este cargo de los nuevos novatos se verá con la obligación de revisar su indumentaria".

***

—  Roma Bianci – Escuché como mi padre habla por el comunicador.

Luego de unos minutos se  escuchó dos golpes leves en la puerta y mi padre responde un adelante.

No le presto atención y sigo hablando con los chicos de cosas triviales.

—  Buenos días —  una voz cálida y dulce suena por todo el despacho.

Mi cuerpo reacciona de una manera extraña a esa voz, siento como las pulsaciones aumentan y por todo mi cuerpo recorre un escalofrío completamente nuevo que jamás había sentido.

Miro a mis amigos y veo que no fue al único que le pasó eso tan raro, nos miramos unos entre otros antes de prestar toda la atención a la cabellera roja que ingresaba por la puerta.

Su estatura era muy baja, sus curvas no las pude detallar bien, ya que tenía ropa holgada, su trasero era lo único que resaltaba, aunque el pantalón no era ajustado se notaba el buen tamaño de sus nalgas.

Madre mía que buen culo. Me la quiero follar.

Lo que más llama la atención de ella es su cabello rojo y sus rizos que caen hasta llegar a su cintura. Su cara no la pude ver bien por culpa del cabello.

POLIAMOR MILITAR [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora