| Capítulo 29 |

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Roma.

—  Te traje un regalo —  Sonreí viendo a Price que tenía a queso en sus piernas.

—  ¿Si? ¿Puedo saber que es? —  Sonrió acomodándose en el sofá.

Después de llegar al pent - house y subir algunas cosas hasta la habitación, Dan y yo bajamos hasta la sala encontrándonos con el resto de mis chicos y Price.

—  ¿A mí también me compraste un regalo? —  Dijo Wes mirándome emocionado.

—  No... —  Lo miré cautelosa.

—  oh —  susurró.

—  Cariño luego te doy un regalo ¿si? —  Pregunté y él asintió feliz.

Dan y Wes son como niños.

Agarro la caja que está detrás de mí y me levanto del sofá extendiéndosela a Price.

—  Te los debía —  Sonreí al verlo abrir la caja y colocarse los lentes.

—  Enana no tenías por qué comprarme nada, pero gracias —  Sonrió levantándose apartando a queso para darme un abrazo.

—  Fuiste mi superhéroe —  reí y se escucharon algunos gruñidos y bufidos detrás de mí.

—  Ya la puedes soltar Price —  Gruñó Jack.

Price carcajeó y se apartó volviendo a sentarse donde estaba.

—  Ven, linda. Aléjate de ese superhéroe de quinta —  Habló Jack y negando con la cabeza caminé hasta él sentándome  en su regazo.

—  Hueles a sexo —  Susurró en mi cuello y sentí mis mejillas sonrojarse.

—  Yo mejor me voy porque ya empezaron con sus cochinadas —  Musitó Price levantándose y caminando hasta la salida.

—  ¡¿Me traes un chocolate mañana?! —  Le grité a Price como cada día, ya que me acostumbré en pedirle un chocolate.

—  ¡Si! —  Gritó y se escuchó el sonido de la puerta al ser cerrada.

Me arrecosté en el pecho de Jack y bostecé pasándome las manos en forma de puños por mis ojos.

—  ¿Cansada? —  Preguntó Jack.

—  Yo la dejé cansada —  Exclamó Dan burlón.

—  ¡Dan! ¡Eres un sinvergüenza! —  Chillé escondiendo mi cara en el cuello de Jack quien se reía.

—  ¿Vas a cenar? —  Preguntó Raven y yo negué con la cabeza.

Alguien me alejó del pecho de Jack y me levantó al estilo princesa, subí mi mirada y era Ángel quién me cargaba hasta la habitación, me acurruqué más contra su pecho hasta que me dejó en la cama. Se adentró al armario y unos minutos después salió en bóxer con algo colorido en su mano. Me relamí los labios al ver su cuerpo casi desnudo.

—  Póntelo —  Me lanzó las prendas coloridas a mi cara privándome de las deliciosas vistas.

Pecadora.

Me reí ante mis pensamientos y agarré las prendas.

—  ¡Gatitos! —  Grité al ver la misma pijama que se había mojado cuando me lanzaron a la bañera.

—  En esa caja —  Señaló una gran caja que había en una esquina de la habitación —  Hay 29 pijamas más de diferentes animales —  Caminó hasta mi lado y se tiró en la cama.

—  Gracias amor —  Dije dejando un pequeño beso en sus labios.

—  Las compro Dan y Wes —  Me miró con una ceja alzada —  Yo no te hubiera comprado pijamas, prefiero que duermas desnuda.

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