La tediosa alarma sonaba como costumbre de cada día, estaba considerando cambiar la fastidiosa melodía porque ya se me estaba haciendo bastante molesta.
Me levanto de mi cama y me estiro, abro la ventana para tantear como está la temperatura hoy. Mucho mejor que ayer, aunque el frío viento acariciaba levemente mis mejillas.
Me restriego mis ojos y emprendo camino al baño, una vez que salgo recuerdo las palabras de Túlio y tomo el uniforme de gimnasia, la camiseta blanca con bordes azules en los extremos y una calza negra. Por último me pongo mis zapatillas y tomo mi bolso y abrigo beige para bajar.
Me preparó un té de limón y unas tostadas con miel, mi tío se preparó lo mismo que yo, pero él partió con apuro. Una vez que termino voy a la estación de todas las mañanas, pero esta vez con pensamientos optimistas y mejores energías.
Cuando el tren llega veo a Alex.
—Hola—lo saludo simpática.
—Hola niña que no sabe comer helado—se ganó una mirada fulminante de mi parte.
—¿No te tomas el tren más temprano?
—Sí, pero hoy se me hizo tarde.—dijo rascándose la nuca.
Viajamos en silencio, como siempre, él perdido en su lectura y yo mirando fotos viejas en mi celular.
Una vez llegamos a la escuela nos encontramos con Cansu, Charlote, Mirko y Antoire.
—Odio estas clases, odio el uniforme de gimnasia ¡Odio los jueves!— las quejas de Charlotte acaparaban sus gritos por toda el aula.
—Reina, yo también estoy a favor tuyo, porque no usas tus dotes abogadísticos y demandas a la escuela.—añadió Mirko reposándose en el hombro de Alex.
—Sabes que es imposible, además, ¿Tú de qué te quejas? Si te va bastante bien en esta signatura todos los años.—dijo cruzada de brazos.
—Corrección. Me compro a los profesores con mis grandiosas charlas.
—Relájate Char, hacer ejercicio es bueno para la salud.— Cansu dijo con una sonrisa y su típica voz de tranquilidad.
—Eso lo dices tú porque haces yoga con tú madre. Pero gimnasia con la profesora Smith es otro nivel de tortura.
—¿Tan mala es la profesora Smith?—pregunto sin tener mera idea.
—No, solo Charlotte exagera un poquito.—suelta Cansu con una risa tímida y tierna.
—¡No exagero!—espetó Charlotte exaltada.
—Reina, Beth, ¿Verdad?— me pregunta Mirko en postura relajada con su cabello castaño alborotado pero interrogante con sus ojos esmeraldas.
—Sí, la misma.—dije sonriente y algo nerviosa.
—Reina Beth... La misteriosa, ¿Cuándo nos vas a contar algo de ti?, ¿De dónde vienes y por qué la mudanza a último año escolar?— aunque sabía que tarde o temprano esas preguntas iban a llegar, me sentí incómoda.
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Reiniciando
Teen FictionBeth Dumont, una adolescente de diecisiete años es atacada cruelmente por la vida. Tras el fallecimiento de su madre debe mudarse de ciudad para vivir con su único pariente vivo, su tío, un hombre muy ocupado y bastante ausente, pero simpático. Ent...