20. Perder y Encontrar

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Comienzo a sentir un dolor insoportable en el estómago; siento como se revuelve y sube hasta mi garganta para querer salir. Mierda. Estaba a punto de vomitar, me levanto rápidamente y no sé como pero ubico que me encuentro en la habitación de Char. Rápidamente salgo corriendo al baño, y lo logro, llego a tiempo y vomito.

Vomito hasta lo que no recuerdo haber consumido. Que asco.

Levanto mi cabeza como puedo ya que comienzo a sentir puntadas en ella y me pesa, son fuertes. Me sostengo la frente con mis manos, ¿Tanto había bebido? ¿Qué demonios tenían esos tragos? Así que así se sentía la famosa resaca, era una porquería. No quiero sentir esto nunca más. Juro jamás volver a beber. JAMÁS.

Me levanto con torpeza y me miro al espejo, tengo todo el maquillaje corrido. Lavo mi cara repetidas veces, y como no tengo cepillo de dientes tomo un poco de pasta dental con el dedo y lo distribuyo por toda mi boca. Por lo menos quería sacarme el sabor a vómito de la boca, peor era nada.

Con pesadez salgo del baño y vuelvo a la habitación. Char se encuentra riéndose de mi mientras sostenía el cabello de Can mientras ella vomitaba en un bote de basura.

—¿Recuerdas algo?

—Recuerdo todo, Char, hasta lo que no debí decir.— muerdo mi labio inferior.

—El alcohol es así, nos hace reírnos, disfrutar, llorar, marearnos y vomitar. No te preocupes por los chicos, respetarán lo que sucedió y no dirán palabra alguna.— sabía que se refería a la confesión repentina del accidente de mi madre.

—Sinceramente ya no me preocupa tanto, ayer me quité un peso de encima después de todo.—suspiré.

—Eso es bueno.— comentó Cansu mientras intentaba levantarse para dirigirse a lo que creí que sería el baño.

—La resaca es una mierda.— me quejo sosteniendo mi frente de las puntadas que sentía en la cabeza cada vez más fuertes.

—Enseguida les prepararé una bebida mágica, es asquerosa, pero juro que en unas horas te hará sentir mejor.

—Todo sea por quitar este dolor.

—¿Puedes hacerla ya?— Can se sostenía del marco de la puerta como podía, se encontraba en peor estado que yo. Charlotte asintió y bajamos a la cocina con urgencia.

Can y yo preferimos no mirar que contenía la bebida. Cuando Char nos pasó el vaso la rubia y yo nos miramos; ambas tomamos la bebida a tragos gruesos, cuando la terminamos formamos una mueca de asco con arcadas. Era horrible, lo peor que mi paladar pudo probar.

—Espero que haga efecto.— Cansu parecía que iba a volver a vomitar. —No recuerdo demasiado.

—Yo recuerdo todo.—suelto en una carcajada seca. —Hasta lo que no debí decir.— logro captar la atención de ambas. Diablos, ¿En qué me metí?

—¿Qué travesuras hiciste, pequeña Beth?— Char clavó sus ojos en mi.

—Tal vez le dije a Alex que sus ojos son como la noche, de forma de halago nada más, claro. Y probablemente lo haya invitado a bailar borracha. Y arruiné su ligue. Además me tomó de la cintura, extrañamente me gustó, o solo fue el alcohol.— sí. Fue el alcohol.

—¡Lo sabía! Te estabas demorando mucho en afirmar tú amor hacia él. En los libros los chicos que se toman el mismo transporte siempre terminan juntos, o bueno, en el mayor de los casos.— Can rasca su nuca, aparentemente recordaba su amor platónico con Mirko, bueno, todavía era un poco reciente como para olvidarlo.

—No dije que me gusta, solo sus ojos. Y como estaba borracha hice tonterías.

—Yo lo vi muy tentado mirándote cuando te cargaba para traerte a mi habitación. Estuve a punto de golpearlo, pero me contuve al ver que no parecía baboso.—dijo Char indiferente mientras miraba sus uñas.

ReiniciandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora