Me encontraba ansiosa. Mordía mi labio inferior y repiqueteaba las uñas en mi pierna cada segundo. Nunca había ido a una discoteca en mi vida, era la primera vez. Me sentía en un bucle de emoción y nervios. Cansu también estaba emocionada, pude notarlo al verla juguetear con su cadena dorada.
Pasaron unos cuantos minutos hasta que llegamos a Escalofríos, con ayuda de Antoire salí del auto; mi boca se entreabrió al ver un edificio de tres pisos enormes, era oscuro pero estaba iluminado con muchas luces de colores, había mucha gente esperando en una fila. En la puerta habían dos hombres controlando la entrada.
Mirko se había encargado de conseguir las entradas por nosotros, para que no tuviéramos que esperar, así es, el mujeriego tenía sus contactos. Tantas salidas nocturnas le traía sus beneficios y contactos.
Los hombres recibieron nuestras entradas y nos dejaron pasar, Can y yo íbamos tomadas del brazo como ancianas. La oscuridad reinó apenas ingresamos; habían demasiadas personas con ropa corta moviendo sus cuerpos al compás de la música, otros tomaban bebidas de colores extraños mientras hacían juegos. Las luces de colores mareaban mi vista cada vez que parpadeaban, y la bola disco tampoco ayudaba.
Nos sentamos en fila en una barra todos juntos, para empezar pedimos una cerveza, según la recomendación de Mirko. Había bebido cerveza antes, no era algo nuevo para mi y me agradaba su sabor amargo. Cuando ya iba por medio vaso casi todos habían terminado el primero, incluso Can, que había tomado de la mano a Charlotte para invitarla a bailar. Alex se reía ante la reacción de la rubia, era evidente que la borrachera le había llegado muy pronto. Y probablemente la siguiente en caer sería yo. Antoire se mantenía serio pidiendo su segunda cerveza mientras que Mirko se levantaba de su asiento para ir a bailar junto a ellas. Aprovecho el espacio libre y me siento para quedar en medio de ellos dos.
—¿Te está gustando?— Antoire me pregunta antes de darle un trago a su cerveza.
—Apenas está comenzando todo Antoire, déjala experimentar a la Muñequita.— Alex había respondido por mi, y el muy fanfarrón había soltado una sonrisa burlona. Termino mi cerveza lo más rápido que puedo, y antes de que pida la segunda Alex me detiene. —Juguemos a Yo Nunca Nunca..., si es que puedes resistirlo, claro.
—Dime las reglas.— estaba decidida a jugar, a Beth Dumont nadie lo desafiaba.
—Debemos ir nombrando diferentes cosas que se nos ocurra, y si has hecho alguna debes beber, si no lo hiciste, no.
—Que empiece el juego entonces.— me acomodo en mi lugar para sentarme con las piernas cruzadas. Antoire pide una botella de vodka, y por sorteo de piedra, papel o tijera él es el ganador para comenzar.
—Yo nunca nunca he besado alguien y no me gustó.— todos bebimos, fue un comienzo tranquilo.
Me tocaba a mi. —Yo nunca nunca le tuve ganas a un profesor.— y Antoire y yo bebimos. Lo sé, es penoso, pero el profesor Dominic de Brookville era terriblemente sexy, y sus clases eran magistrales. Adoraba participar en sus clases porque siempre sonreía ante mis respuestas. Alex se rió de nosotros.
—Yo nunca nunca probé droga.— y ambos chicos bebieron.
—Yo nunca nunca le dejé un chupón a alguien.— y ambos chicos bebieron nuevamente. Mierda, yo ni siquiera había tenido la gran conocida primera vez.
—Yo nunca nunca fui rechazado cruelmente.— y solo yo bebí, me había humillado sola ¡Juro que el alcohol estaba haciendo efecto!
—Yo nunca nunca tuve sexo en...— y antes de que Alex pudiera terminar tomé la botella y le di unos cuantos sorbos. Limpié mi boca con el dorso de mi mano y me excusé:
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Reiniciando
Teen FictionBeth Dumont, una adolescente de diecisiete años es atacada cruelmente por la vida. Tras el fallecimiento de su madre debe mudarse de ciudad para vivir con su único pariente vivo, su tío, un hombre muy ocupado y bastante ausente, pero simpático. Ent...