29. Campamento (Parte 1)

60 13 38
                                    

Por primera vez en mucho tiempo Ezra y yo estábamos volviendo a desayunar juntos, ¿La razón? Hoy era el día del viaje, hoy iríamos a la tan aclamada escuela a realizar nuestro trabajo social con la profesora Dakota. Si bien el viaje no duraba más que tres días, tenía que llevar una maleta, y otras cosas para nuestro proyecto. Y claramente yo no podía llevar todo sola, así que hoy contaba con su ayuda.

—¿No te olvidas de nada?

—Creo que no.

—Espero que así sea. Recuerdo que cuando realizaba viajes a tú edad siempre me dejaba algo en casa.

—¿A mi edad solamente?—pregunto con picardía.

—A tú edad y hasta ahora.—afirma.

—Oye... Pronto viene el baile de promoción.

—Cierto, estás creciendo muy rápido. Será mejor que te apures a buscar algún vestido.

—No sé si tengo tantas ganas de ir.—suelto fríamente y él voltea a verme, aunque no puedo mirarlo con seriedad ya que está vistiendo una remera rosa con una figura de Britney Spears, ¿Les dije antes qué Ezra es fan de Britney?

—¿Por qué?

—No lo sé, se siente raro. 

—Creo que deberías pensarlo, no es un evento que se vive siempre. Pasarás buenos momentos con tus amigos, y tendrás fotos lindas para presumir en las redes sociales.— me limito a aceptar en que lo pensaría, pero para ser sincera estaba casi decidida.

Subo a mi habitación a cambiarme. Teníamos suerte de que High Jules no exigió que viajáramos con el uniforme, pero aún así teníamos que ir cómodos, ya que el viaje duraría unas cuantas horas. Termino eligiendo una calza negra, unas zapatillas blancas, una camiseta blanca un poco holgada y una campera color gris. Simple y de colores cromáticos. 

Bajo las escaleras y Ezra comienza a guardar mi equipaje, y todavía seguía vistiendo la camiseta de Britney Spears, válgame Dios la vergüenza que pasaría hoy.


(...)

Y tenía razón. Ezra me dejó en la puerta de la escuela con la canción "Toxic" de fondo a todo volumen, no había estudiante de High Jules que no nos observara. Mis mejillas estaban rojas, en cualquier momento podría haberme convertido en un tomate sin mucha dificultad. Me limité a despedirme rápidamente antes de que más ojos terminaran clavados en mi.

Cuando vi el auto alejarse pude sentir más paz y tranquilidad, hasta que llegó Charlotte, que vestía todo un conjunto negro. Después de nuestra última discusión me daba miedo acercarme a ella, no quería que me volviera a mandar a la mierda, quería respetar su espacio. 

La miré con insistencia, esperando una señal de su parte. Pero la señal fue seguirme ignorando. Cada vez que alguien se le acercaba sus ojos se transformaban en cuchillos que en cualquier momento podrían asesinarte. Charlotte intimidaba, y demasiado, no lo había notado antes porque ella no solía ser así conmigo.

—¿Todo bien, Reina?— la llegada de sus ondas castañas me alegraron la mañana, y no voy a negar que la compañía detrás de Mirko tampoco.

—Hola, algo así.—respondo franca. —Ha estado siendo bastante distante conmigo.

—Entonces la misión del viaje es alegrarle la vida, con ese humor más su futuro como abogada van a terminar arruinándola con arrugas a temprana edad.— rompo en una risa ante su comentario. Me gustaba que Mirko siempre pudiera hacer sonreír a cualquiera, incluso en los momentos más inesperados.

—Mirko.— y mi cuerpo se endureció, por miedo. Di media vuelta para observar a la morena a mi lado, pero seguía ignorándome con la mirada. 

—¿Sí, Reina?

ReiniciandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora