30. Campamento (Parte 2)

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Alex y yo volvimos al punto de encuentro a tiempo ya que a los pocos minutos Mirko había aparecido con Charlotte, parecían discutir, como siempre. Pero Mirko tenía la mandíbula tensa, estaba nervioso. En un fútil intento de Char por desviarse del camino, la tomó del brazo.

—¡Oh! ¿Por qué no se unen a nosotros? Tenemos alcohol.—intento simpatizar y sonar natural, aunque es demasiado obvia la tensión y mi extraño comportamiento.

—¡Claro! Siempre le digo sí a las ilegalidades.— Mirko trae a la fuerza a Char a la fogata y la sienta a su lado. Estamos todos en un círculo.

—Yo paso, me duele la cabeza. Mejor me voy.— Char intenta levantarse de su sitio pero Alex le toma la mano volviéndola a sentar.

—No seas aguafiestas, no nos vayas a delatar abogadita. Mejor brindemos.— le da un sorbo a la botella puro y se lo pasa a la morena, pero esta se lo pasa a Mirko y este le da unos cuantos sorbos a la bebida. Ver nervioso a Mirko era gracioso entre tanta tensión.

—Deberíamos jugar a algo.—propone la rubia con otra botella en sus manos.

—Verdad o reto.—propone Antoire.

Charlotte chasquea la lengua y responde con molestia: —Que básico.

—Yo creo que es una buena idea.—añado y le doy un sorbo a la bebida.

—No la es, todo aquí es demasiado obvio como para jugarlo, no tiene gracia.—responde con amargura.

—Creo que es hora de que hablemos.—digo mirándola seriamente a los ojos. Conociéndola no iba a aguantar un minuto más nuestro teatrito, era el momento, era ahora o nunca.

—Yo no tengo nada que hablar.— la morena se suelta de mi agarre bruscamente, y eso hace colmar la paciencia de Cansu.

—Bueno, entonces podemos pasar un buen rato juntos, conseguí alcohol.— intento simpatizar.— pero Char se levanta con desinterés.

—¡¿Pero se puede saber qué demonios te hemos hecho?!— la voz de la rubia suena terrorífica por primera vez, y me da escalofríos. —¡¿Por qué me trataste tan mal la última vez?! ¿Qué te sucede, Char? Quiero ayudarte, me preocupas y mucho.— por más fuerza que haya tenido anteriormente su voz comienza a quebrarse poco a poco.

—¡No es tú problema Cansu! Nunca lo fue, ni lo va a ser ¡Así que déjame en paz! No quiero hablar con ustedes, ni con nadie.— Charlotte no se queda atrás y responde furiosa, con veneno en sus ojos.

—Pero Char...— intento tocar su hombro pero se vuelve a alejar. —Solo queremos ayudarte, no queremos que estés sola. Ni siquiera sabemos porque te alejas, ¿Qué hicimos?— inesperadamente sus ojos se cristalizan y tiendo a tomar su mano pero se aleja, esta vez más lentamente.

—Estoy harta. Harta.— sus lágrimas comienzan a caer por sus mejillas, y eso era pésima señal. Char nunca llora por nada, de verdad estaba destruida. Cansu se levanta inmediatamente para ir a abrazarla pero ella la empuja. —No.—suelta impotente. —Solo me haces daño.— y sus ojos se clavan en la rubia que no comprende ni la mitad de sus palabras.

—Pero, ¿Por qué?— y la voz de la rubia es débil, pero lucha por mantenerse firme. Charlotte sonríe amargamente.

—¿No lo entiendes aún? Eres ridícula, nunca entendiste nada. Nunca.— sus palabras son cada vez más hirientes y decido intervenir.

—Char, no seas dura, se más clara, solo queremos ayudarte.— y ante mis palabras suelta una risa falsa. Charlotte toma una botella de alcohol, mira a su alrededor hasta dar con una piedra medianamente grande y se para sobre ella.

ReiniciandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora