32. Siempre Esperen lo Inesperado

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Antes de irme de la casa de Char me promete volver a la escuela el lunes, y yo decido creer en sus palabras. Aún así, antes de irme le dejo todos los apuntes necesarios para que se ponga al día. Sé que ella necesita tiempo con su familia, y tiempo para sanar también.

Es sábado por la mañana y Alex y yo íbamos a tener una cita. íbamos a ir al cine, era nuestra primera cita oficial saliendo como algo más y obviamente no pensaba perdérmela.

Llego a casa lo antes posible y cuando entro evito hacer demasiado ruido porque sé que Ezra está durmiendo ya que ha trabajado hasta tarde. Tomo un baño rápido y me pongo un vestido rojo de gaza y mis zapatillas blancas; tomo mi cabello en una cola alta y suelto algunos mechones rebeldes, mi maquillaje es tenue pero con un delineado que lo domina. Sonrío feliz por los resultados y salgo de casa casi corriendo.

Llego a tiempo, puedo distinguir a Alex reposando en una pared mientras mira el celular. Sonrío y me acerco hacia él sonriendo.

—Hola, Narciso.—saludo sonriente y sus zafiros dan con mis ojos y me mira por unos segundos antes de acariciar parte de mi mandíbula con la yema de sus dedos suavemente y con su índice levantar mi mentón para depositar un tierno beso en mis labios que hace que me sonroje y combine con mi vestido.

—¿Qué te apetece ver?— muerdo mi labio inferior meditándolo unos segundos.

—¿Qué te parece Miraculous Awaking?

—¡Eso es para niños!— lo fulmino con la mirada.

—Vuelve a decir eso y te golpearé ¡La trama es demasiado compleja para niños! Claro que es para adolescentes en adelante.

—Lo que tú digas, muñeca. Veamos la de Spiderman.—dice sonriendo.

—Ya la he visto.—cruzo mis brazos.

—Bien, hagamos una cosa, elijámosla por la portada que más nos intrigue, como hacemos cuando no sabemos que libro de la librería llevarnos.— lo dudo unos segundos pero termino cediendo a su propuesta. Nos rendimos y terminamos eligiendo una donde la portada es un salón de arte y se encuentra la sombra de una mujer con un chico intentando retratarla. La película se llamaba "Musa".

La idea de Alex parecía ser excelente. Ingresamos a la sala con palomitas y soda en nuestras manos, nos sentamos en una fila del medio y nos acomodamos. Para nuestra sorpresa la mayoría de los que entraban eran parejas, y todas trataban de tener su espacio, por lo que tuvimos la suerte de tener nuestra privacidad.

Todo parecía perfecto, hasta que la película comenzó. Parecía una historia de romance más, como cualquier otra. Hasta que luego de los diez minutos los actores estaban follando como conejos en un sofá. La musa que llevaba solo una sábana blanca transparente estaba siendo penetrada sin freno alguno por el pintor más sexy que alguna vez vi. 

Tierra trágame, aliens que quieren invadir la Tierra llévenme con ustedes, por favor, ¿Hola, Dios? Soy yo otra vez. Te ruego que la película no sea tan erótica.

Y pasaron otros diez minutos, estaba equivocada. La película si era erótica, me hacía acordar a 50 Sombras de Gray. No es que me molestara verla, pero era incómodo al lado de Alex, quien sorprendentemente se había mantenido callado y con un rostro indecifrable. Aparentemente él tampoco esperaba esto.

La idea de que dos adolescentes con hormonas alborotadas miraran este tipo de películas no parecía una idea excelente si querías terminar la cita cumpliendo tú fantasía sexual favorita, pero este no era mi caso. Desgraciadamente seguía siendo lo que la sociedad llamaba virgen, sí, no había tenido aún mi primera vez. Aunque estaba bastante informada respecto a la teoría, pero confundida en cuanto a mis sentimientos. Mi madre siempre me había educado para que sea la típica chica casta y pura, pero a mi nunca me agradó esa idea. Creo que cada quien puede hacer lo que quiera con su cuerpo, pero a pesar de que mis ideas eran diferentes, su forma de pensar que me habían inculcado me trababan. Cada vez que daba un poco más de un beso sus palabras resonaban en mi cabeza y me hacían retractarme.

ReiniciandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora