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Seokjin había cambiado en muchos aspecto estos últimos meses.
El mismo podía enumerar por lo menos 5 cosas que había cambiado desde que Jimin y Jungkook habían entrado a su vida.
Extrañamente ambos chicos habían aparecido casi juntos en su radar, ambos habían traído cosas que Seokjin pensaba que no necesitaba y ambos chicos parecía que habían entrado a su vida para no querer irse o eso era lo que esperaba él.

Tenía un amigo y novio. El Seokjin del pasado pensaría que no los necesitaba realmente. Que un amigo y novio eran sólo etiqueta que le ponian a las personas para sentirse queridos y no solos en este vasto mundo. Que realmente no sentían algo significativo con esas personas como para poder catalogarlos como mejor amigo y su novio.

Pero el Seokjin actual había cambiado, había evolucionado a lo que el encontraba una mejor versión de si mismo aun que su madre cada cierto tiempo se empeñara en decirle que era dependiente de otras personas y que eso solo le haría daño a largo plazo, que había desechado todas sus enseñadas y varias cosas más que simplemente ignoraba.

Pero a pesar de todos esos cambios seguía siendo el mismo Seokjin, el mismo que casi no hablaba, que se guardaba las cosas que lo atormentaban solo para él, hasta que la situación lo sobrepasará.

Y ese momento llegó. Llegó en el peor momento como suelen pasar esas cosas. Llegó cuando estaba más solo que nunca y lo envolvió en la oscuridad que solo tenía su mente.

Era fin de mes. Jungkook había viajado hace cinco días a Busan para ver a su familia. Al chico le quedaban otros cinco días más allá. Habían hablado todos los días y hasta habían tenido una cita de películas a la distancia, entre ellos todo iba bien, más que bien.

Jimin por otro lado también había salido de la ciudad, pero sólo por unos pocos días, eran su aniversario con Namjoon y habían reservado unos días en unas termas que quedaba a unas horas de Seúl.

Por eso ese último día del mes había sido largo y solitario, ni Jinyoung había ido por lo que no tenía a alguien a su lado. Por eso cuando le dieron sorpresivamente la tarde libre agarro sus cosas y salió casi corriendo de ese monótono lugar.

Venía solo con un plan en su cabeza listo. Almorzar, dormir la siesta y llamar a Jungkook para que vieran una película o para que simplemente hablaran.

Por eso cuando abrió la puerta sintió que todo se iba a la mierda.
Cuando era pequeño y vivía con su madre estaba acostumbrado a ver esa escena.
Lo tenía tan normalizado que no le afectaba en lo más mínimo. Por eso cuando fue creciendo y entendiendo lo que pasaba, decidía pasar la mayor parte del día fuera de su casa.

De eso habían pasado tantos años que a veces el humano olvida las cosas o con intención esconde esos recuerdo muy lejos de su mente, pero hace falta solo una pequeña cosa para desencadenar todos esos recuerdos.

Y esa cosa fue que al entrar a su casa vio unos zapatos masculinos que no eran de él. Estaban brillantes y casi nuevos y eran un poco más pequeños de los que usan Seokjin.
Camino en silencio hacia la sala de estar mirando la mesa con dos tazas de café a medio tomar y cuando comenzó a escuchar sonidos que el conocía muy bien, solo corrió lejos de su departamento.

El lugar que le causaba comodidad, el lugar que el mismo pagaba mes a mes y que todos estos años era su refugio había dejado de serlo en solo segundos.
Aun que fuera absurdo se sentía vulnerado y asqueado.

No supo cómo llegó a un bar. Tampoco supo cuando había bebido, ni que tan borracho estaba, pero sólo sabía que no quería regresar a su hogar.

Seokjin sabía que habían pasado horas desde que estaba en ese lugar. Habían llegado cuando comenzaba un partido de fútbol y este ya había terminado hace varios de vasos de cerveza atrás.

Buscando dinero para pagar se encontró con su celular entre los bolsillo. Lo sacó y vio que su novio le había mandado varios mensajes contándole de una tarta que había preparado. También tenía a Jimin que había enviado unas imágenes.

Ignorando eso volvió a guardar su celular y pagó para irse a otro lugar donde beber algo más fuerte. Aquí la música era fuerte, todo más oscuro y con gente bailando por todos lados.

Pidió un vodka y lo dejó ahí frente a él. La verdad no quería beber más, ni tampoco estar ahí. La chica de su lado no paraba de hablar e invitarlo a bailar y Seokjin solo la ignoraba ni molestandose en fingir escuchar.

Camino al baño y se encerró en un cubículo y sacó su celular. Volvió a ignorar lo mensajes y marcó un número, al tercer pitido le contestaron.

- ¡Apareciste! - decía Jungkook al otro lado de la línea - estuve mandándote muchos mensajes ¿que vemos hoy? ¿Escucho música? - preguntaba el chico.

- Salí - era la simplemente respuesta de Seokjin - estoy algo borracho y en el baño - le contaba casi sin contexto.

- ¿Solo? - le preguntaba Jungkook y la verdad Seokjin no entendía la preguntaba al principio por culpa de su mente alcoholizada.

- Sólito - le respondía y quería decirle si estaba celoso o algo así, pero esa palabra pronunciada por el mismo lo hacía pensar y solo seguía hablando - me siento solo, esta lleno de gente, una chica no paraba de decirme que bailemos, pero me siento tan solo, hace tanto no me sentía tan solo y vacío - probablemente era la primera vez que lo admitía a viva voz.

- Estoy yo, siempre estoy yo Seokjin - hablaba dulcemente Jungkook al otro lado de la línea - ve a casa Jinnie - y esa simple oración le recordó que su casa ya no era su casa.

- No quiero pasar por lo mismo de nuevo, no quiero ir a casa de nuevo - escuchaba que su novio le preguntaba la razones y sabía que quizás debía decirle, pero no quería, no ahora, no en este momento encerrado en un baño - solo no quiero - respondía entre susurros.

- Ve a mi departamento - Jungkook siempre tenía solución para todo - llamaré al consejero y le diré que te pase mi llave de emergencia - seguía diciendo lento dándole instrucciones - tú ahora, saldrás del baño, saldrás de ese lugar y buscaras un taxi mientras yo llamo ¿esta bien? - le preguntaba y Seokjin solo afirmaba con su cabeza como si el contrario lo pudiera ver y después agregaba un si antes de cortar.

Cuando salió el lugar parecía más lleno, más caluroso y incluso la música más fuerte. Se volvió a topar con la chica que parecía un poco más ebria y que lo afirmaba del brazo insistiendo en que se divertirán juntos.

Iba en el taxi cuando volvió a sonar su celular - Esta todo listo ¿donde estas tu? - hablaba el chico.

- Recién en el taxi, fue difícil salir estaba lleno y una chica no paraba de seguirme. Le dije tengo novio ¿Por qué buscaría a alguien más si estoy feliz contigo? Pero ella no lo entendió - sin darse cuenta era lo más parecido a una declaración de amor que le había dado a Jungkook.

- Me alegra mucho escuchar eso - contestaba su novio y si hubiera estado un poco más sobrio se hubiera dado cuenta que sonaba tímido al otro lado de la línea.

Llegó al edifico aún con Jungkook al otro lado de la línea, recibió la llave con el chico contándole de ese postre que aprendió, subió el ascensor escuchando cuanto se debía meter al horno y entró al departamento ajeno escuchando lo rico que era su sabor una vez que estuviera frío el pastel.

El lugar olía a Jungkook y un poco a encierro. Paso directamente a la habitación del chico, lo puso en altavoz y siguió escuchandolo mientras se cambia por ropa cómoda de Jungkook que le indicaba que camiseta era la que él ocupaba para dormir.

Y finalmente su durmió escuchándolo, no supo en qué momento fue, ni que historia estaba contando, pero sólo supo que de durmió escuchando su voz.

Lonely Boy (Jinkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora