[Kageyama]
El viaje con la abuela fue de lo mejor, duramos una semana ahí y todo fue de acuerdo a lo planeado... Pero era momento de irnos.
— Gracias por todo abue — dije tomando de las manos a mi abuela.
— Vamos, no te pongas sentimental por qué no voy a llorar — dijo mi abuela desviando su mirada.
—Lo se... — dije jalando a mi abuela para abrazarla.
Akihiko estaba tan cansado y algo bronceado por el sol.
Solo se fue a despedir de la abuela y caminó hasta el coche para acostarse en el asiento trasero y poder descansar...
Hinata por su lado, estaba recogiendo la basura de la casa ya que se puso a limpiar antes de irnos, mi abuela se negó pero él insistió.
Pocos minutos después salió de la casa junto con una de sus maletas y bostezando.
— Muchas gracias por recibirnos — dijo Hinata sonriendole tiernamente a la abuela.
— N-no t-tienes por qué... A-agradecer — dijo mi abuela con voz entrecortada.
— N-no llore, por qué yo también voy a llorar — decía Hinata mientras trataba de mantenerse fuerte.
Terminando de despedirnos nos subimos al coche y salimos del rancho donde vive mi abuela.
— Haaa... — suspiro Hinata cuando el rancho ya no estuvo a la vista.
— ¿Sucede algo? — pregunté viéndolo por un momento.
El negó con la cabeza mientras me sonreía...
Cheque que no hubiera coches detrás de nosotros o delante y como no había ninguno, disminuí la velocidad y me acerque para besar sus dulces labios con un ligero sabor a mandarina.
— ¿Comiste mandarina? — pregunté saboreando el sabor que quedó en mis labios
— No, ¿por qué? — pregunto dudoso.
—Sabes a Mandarina — dije serio... Ya que podría tratarse de su celo.
— A-ah... Eso... — giro su rostro para ver si Akihiko venía dormido y siguió hablando — Es que estoy en mi celo y me inyecte unos supresores por eso no es fuerte y así — dijo un tanto apenado.
— Tienes a tu alfa ¿Cómo por qué tomaste supresores? — dije aún más serio.
— Estábamos en casa de tu abuela, ¿Cómo íbamos a hacer eso otra vez ahí? Eso ya es una falta de respeto Bakageyama — dijo cruzando sus brazos y volteando su mirada al camino.
Y el silencio se hizo presente durante una media hora, lo único que se escuchaba era música y los pequeños ronquidos de Akihiko.
— L-lo siento... — dijo Hinata bajando su mirada.
— No pasa nada... Solo... Házmelo saber ¿Si? Me gustaría ayudarte — suspiré y puse una de mis manos en su pierna acariciándola un poco.
Soltó una pequeña risa acompañada de un sonrojo color rosado en sus mejillas y así seguimos nuestro camino hablando de cualquier cosa durante las 2 horas restantes de camino.
— Snif, snif — se despertó llorando Akihiko, lo que hizo que me detuviera en una tienda y viéramos que había pasado —Mamá... Tuve una pesadilla — dijo Akihiko estirando sus brazos.
Hinata bajó de coche para subirse en la parte trasera y abrazar a Akihiko.
— ¿Qué soñaste mi vida? — pregunto Hinata acariciando la cabellera negra de Akihiko.