Lo inevitable:
No pudo evitar que una sonrisa pintara sus labios al verla despertar y mostrándole el botiquín de primeros auxilios caminó a donde ella.
Su comportamiento la confundía y miles de preguntas se formaban en su mente.
¿Por qué si era su raptor se comportaba con tanta consideración hacia ella? ¿Porqué sentía esa corriente eléctrica tan fuerte correr por su cuerpo al tenerlo cerca? y ¿Cómo es que se quedaba sin palabras ante su presencia?. No entendía, la única lógica era que el golpe que le dio ese hombre la trastorno.
Su Ángel se sentó junto a ella y la tomó de la mano, pero ella asustada la jaló inmediatamente. No debía confiarse, su amabilidad podría ser solo un engaño. Él sabía que se sentía atraída por él y podría usar eso en su contra.
¿Pero en su contra? Aún no tenía idea de lo que buscaban ¿Entonces por qué juzgarlo? Tal vez en verdad era diferente a los demás. No tenía idea si ese era el caso, lo que sí sabía era que a su lado sentía paz y tranquilidad.
Él notó su desconfianza y entendía que no se dejara tocar, pero necesitaba curarla.
- No tengas miedo, solo quiero curar tus heridas - extendió su mano ofreciendo ayuda - permíteme ver tus manos por favor- Ella lo observaba fijamente a los ojos - prometo no lastimarte, pero si no te curo ahora, te puede caer una infección
Ruby optó por dejarse curar, la verdad es que dolía como los mil demonios. Levantó su temblorosa mano y con un poco de desconfianza se la dio.
¿Desconfianza? Si, había muchas razones para tenerlas. En primer lugar: Ella estaba ahí por su culpa y las heridas aunque no fueron causadas directamente por él, si por sus compinches. En segundo lugar: No le gustaba lo que sentía cada que se le acercaba o la tocaba.
Él le tomó la mano con gran delicadeza y aunque tenía miedo y quería jalar, le era imposible. No tenía control de sus acciones frente a él.
Ese hombre era peligroso y la tenía bajo su control. La intensidad de sus ojos la hipnotizaba, haciendo que accediera a lo que él pidiera.
La aterraba imaginarse lo que sucedería el siguiente día, pero en ese momento estaba dispuesta a jugarse su sanidad mental y física, con tal de sentir el calor de su piel.
Una leve sonrisa se formó en los labios de Rudo al sentir su cálida piel. Tenía unas manos muy suaves y un olor que lo enloquecía, y si, al igual que ella tenía miedo de lo que sentía. Sabía que vendrían días muy difíciles y no quería encariñarse con ella, pero eso parecía imposible.
La curaría, hablaría con ella y se alejaría, porque por más hermosa que fuera, era la hija del asesino de su padre y el querer estar cerca a ella se estaba convirtiendo en su adicción.
Le limpió las heridas con alcohol y no pudo evitar llenarse de ternura al ver sus gestos de dolor.
- Perdón sé que arde - sopló suave, para aliviar un poco el ardor -pero es necesario- su aliento invadió su fosas nasales, haciendo que un escalofrío corriera por su espina dorsal. Acción que no pasó desapercibido a los ojos de ese maravilloso hombre.
Una hermosa sonrisa se le formó en los labios una vez más, conocer la reacción que causaba en esa sirena le agradaba, porque era exactamente lo que ella le causaba a él.
Esa sonrisa era la más sexy que ella haya visto jamás y la desarmaba completamente. Él la observó unos instantes y tomando valor se decidió a hablarle.
- Escucha bien lo que te voy a decir - la observó fijamente a los ojos- Como ya te mencioné anteriormente, creo que el que estés aquí es un error. Lamentablemente los que te mandaron traer no lo creen así. Cómo te has dado cuenta esos hombres son unos sanguinarios y no se tocan el corazón ante nada. Tienen en mente algo y si no lo consiguen son capaces de muchas cosas, peor de las que ya te han hecho - guardó silencio -en pocas palabras, es muy importante que cooperes con lo que te pidan. Sé que soy la persona menos indicada, pero no tienes otra opción. Te prometo que haré lo imposible por que no te hagan daño, pero tú tienes que poner de tu parte. Yo no estaré aquí todo el tiempo, tengo muchas cosas que hacer, así que por favor ¡hazlo por ti!. Sintió como él Ángel se ponía de pié, pero ella lo detuvo con su mano. Tenía que hablar con él antes que saliera de ese cuarto.
ESTÁS LEYENDO
Tu amor es mi redención
RomanceBastó con una mirada, con una sonrisa, para darle su corazón y eso sería lo más normal del mundo, pero no cuando esos ojos se escudan detrás de un pasamontañas, no, cuando lo que su mano empuña es un arma y no una flor. Ruby, hija de uno de los mag...