Cap 22 - Momento de decir adios

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Momento de decir adiós:

- El poco tiempo que llevó conociéndote, no ha impedido que me enamore como un loco de ti. Es como si hubieras sido creada para mi, encajamos a perfección, cada curva de tu cuerpo, cada besos de tus labios fueron hechos solo para mí

Lo veía con ojos llenos de amor, su corazón comenzó a latir descontroladamente. ¡Es que ese hombre era perfecto! siempre sabía qué hacer o decir para enloquecerla.

- ¿No me estas mintiendo?..- él negó con la cabeza y le acarició el pelo.

- No mi sirena, si en algo he sido completamente sincero, es en mis sentimientos por ti. Me he enamorado, no lo puedo negar más, desde que te vi te convertiste en algo vital para mi.

sus palabras solo lograban que su corazón palpitaba descontroladamente y no podía ni respirar, él se dio cuenta y sonrió

- Respira - le susurró al oído. Era la segunda vez que se lo decía, es que el oírlo hablar y ver su hermosos ojos en ella, hacía que hasta ese detalle tan vital se le olvidará.

Él sabía exactamente lo que causaba en ella y lo hacía feliz saber que lo amaba de la misma manera que él a ella. Llevaban poco conociéndose? Si, pero el amor no se media con el tiempo, sino con la fuerza de cada latido que sus corazones daban al verse, con ese sentimiento que se apoderaba de cada uno de sus pensamientos. Por ese amor que estaba floreciendo entre ambos lucharía y haría cualquier cosa por su bienestar.

Natasha era una mujer hermosa no lo podía negar y aunque antes le era placentero estar íntimamente con ella, ahora las cosas habían cambiado, porque ahora existía Ruby. La noche que pasó con ella, fue la más difícil de su vida, porque no era su olor, ni era su delicioso sabor el que su paladar probaba.

- juro que lo que menos quiero es hacerte daño, pero hay cosas que no se pueden evitar y por ti soy capaz de lo que sea.

Veía la sinceridad en sus ojos o simplemente eso quería creer, era tan fácil para él convencerla, bien le podía decir que la tierra era cuadrada y ella le creería. Pegó la cara a su cuello inhalando su aroma, lo extrañaba y quería embriagarse de él.

- Entonces no vayas a tu cita con ella- Suplicó. sus lágrimas volvieron a salir - Me mata imaginar tus manos en alguien más que no sea yo, se que no hay nada entre nosotros, pero para mi !Tu eres mío!- volvió a levantar la cara y volteo a verle los labios, llevando sus mano a ellos los acaricio suavemente. Él inmediatamente los tomó con su mano libre y besó - tus besos me pertenecen y la mirada llena de deseo de esos hermosos ojos chocolate, son para mí, solo para mí. No quiero que la veas, por favor.

Él la abrazó con gran fuerza, su sirena sufría por él. Era tan inocente y delicada, que temía causarle un daño irreparable, pero haría lo que fuera por mantenerla a salvo.

- Sirena, mi corazón te pertenece, todo yo te pertenezco, pero ya te lo dije, por ti soy capaz de todo. No me perdonaría si algo te llegara a suceder y yo lo hubiera podido evitar. Tú eres mía y te protegeré con mi propia vida si es necesario- limpio el agua salina que corría por sus mejillas y sin poder contenerse más, pegó sus labios a los de ella. Éste beso fue diferente, era la primera vez que lo hacían después de declararle su amor.

La besó con ansiedad y gran amor, sus lenguas bailaban en son a los latidos de su corazón, era como si fuese la primera vez que se encontraban después de una larga ausencia. No había parte en su boca a la que no le diera la bienvenida, ese era el sabor que quería probar el resto de su vida.

Terminado el beso la volteó a ver y le pidió las manos, para quitarle las esposas.

- Estoy muy orgulloso de ti, eres increíble y muy valiente- dijo sonriendo

Tu amor es mi redenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora