El no es quien crees:
- Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre y ahora lo creó completamente, ya qué fue él quien me trajo hasta ti.
Dijo con una sonrisa en sus labios. Tenía un gran carisma.
Ella inmediatamente volteó a ver a su guarda espalda que se acercaba a pasos agigantados y lo detuvo haciéndole una seña con la mano.
Éste hombre no le proporcionaba ningún tipo de amenaza, al contrarió, le daba mucha confianza.
Ella arrugó la entre ceja en confusión ¿Quién era? Y que forma tan ...tan extraña de acercarse a ella. Se puso la mano en el pecho haciendo exagerados gestos de arrepentimiento.
- Lo siento, siento mucho mi mala educación y falta de respeto- apuntó a ella con la mano - Me trajo hasta usted. Es qué llevo meses viéndola llegar, sentarse en se mismo lugar, día tras día y jugar con su bebe.. siento cómo si la conociera de siempre.
Veo como se encierra en su mundo y todo a su alrededor deja de existir para usted, solo son ustedes dos. Es maravilloso el amor que le profesa a ésta criatura...
- ¿Parece que me ha estudiado bastante bien?..- preguntó sin despegar los ojos de él. Era un hombre muy atractivo, con una sonrisa que hacía desviar cualquier mirada a él.
Vestía pantalón gris con camisa blanca, mangas dobladas hasta los codos y los tres primeros botones abiertos mostrando su pecho. Alto, blanco, ojos verdes y un cuerpo espectacular, aunque parecía venir directamente de la oficina, parecía cómodo.
- Es imposible no hacerlo, tienes una personalidad muy imponente, como magneto que jala todo lo que tiene a su alrededor.
- ¿Como a tu perro?- preguntó alzando la ceja.
- Si, pero más bien como al dueño del perro, aunque a él también le gustas- sonrió - fue más bien una excusa barata para acercarme a ti, lo siento, pero no podía permitir que tus guaruras me siguieran intimidando.
-¿Mis guaruras?
- Si, los gorilas que te cuidan y no permiten que se te acerque ni una mosca.
- ¿No me deben cuidar muy bien, si llego tu perro hasta aquí?- dijo sonriendo esta vez.
- Como ya te dije, es el mejor amigo del hombre y sabe exactamente lo que su amigo quiere y se las arregló para traerme hasta aquí- los dos rieron, él extendió su mano para saludar - disculpa mi rudeza, soy Sebastian Larios.
Ella sintió temor de saludar a alguien que la atraía tanto. Nunca había vuelto a sentir nada hacía ningún otro hombre y aunque no se comparaba a lo que sintió con Rudo, si le atraía. Le dio la mano para saludarlo y sintió algo extraño correr por su mano, pero no le dio importancia.
- Ruby Fritz- él le tomó la mano en la suya más tiempo del necesario y aunque no era nada incómodo, sintió cómo el rubor subió a sus mejillas.
- ¿Bienes todos los días?- interrumpió el silencio que se había formado, a la vez que jalaba la mano zafándose de su tacto. No le gustaba sentir esa sensación en su estómago, no estaba lista para volver a sentir algo por alguien.
Pudo percibir que aquél hombre también había sentido lo mismo al tocar su piel. Su cambio de actitud, de sonriente a confundido se lo dejaba ver.
Respondió a la pregunta asintiendo con la cabeza, al parecer no se esperaba esa reacción que su cuerpo tendría al tocarla. Llevaba meses viéndola y desde el primer momento se dio cuenta de lo bella que era, a pesar de la enorme tristeza que sus ojos encerraban. Había algo en ella que brillaba en la oscuridad de su ser.
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Tu amor es mi redención
RomanceBastó con una mirada, con una sonrisa, para darle su corazón y eso sería lo más normal del mundo, pero no cuando esos ojos se escudan detrás de un pasamontañas, no, cuando lo que su mano empuña es un arma y no una flor. Ruby, hija de uno de los mag...