Cap 32- ¡Un hijo!

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Un hijo:

¿Un hijo? Debía ser el niño de la fotografía, pero su padre dijo que era hijo de Sean. ¿Será que después que la rescató tuvieron algo que ver? Pero si ese fue el caso ¿Porque lo nombró Ángel? ¿Y porque dijo que tenía unos hermosos ojos chocolate, como siempre decía al referirse a los ojos de él?

¿Acaso le estaba insinuando que era su hijo?

La respiración se le cortó, su mirada le decía algo que no acababa de comprender.

- ¿Ruby?- no pudo decir más. Ella sonrió y asintió con la cabeza. Pudo ver cómo su rostro cambiaba de confusión a miedo y por último a uno de esperanza.

- Cuando me fui de aquí, llevaba un mes de embarazo. No lo sabía, si no te lo hubiera dicho.

No terminó de hablar, cuando sus labios fueron poseídos con gran pasión y deseó.

¡Era padre! La mujer que más amaba en el mundo, le dio la alegría más grande de su vida !Ser padre!.

Ahora comprendía, porque esa carita le era tan familiar ¡se parecía a él!. Su madre le dijo una tarde que fue a su casa y vio la foto.

Primero le reclamó que no le hubiera dicho que la había convertido en abuela. Cuando él negó, ella río y le aseguro.

- Ese niño es tu clon, a mi no me puedes engañar.

Esa tarde sintió un fuerte deseo de ser padre, pero los quería tener con ella y nadie más.

Sus bocas se devoraban desesperadamente, parecían dos hambrientos, saboreando un delicioso manjar. No se daban tregua, era imposible hacerlo cuando vivieron tres largos y agonizantes años extrañándose. No había tiempo que perder, ni dudas que los embargaran, se amaban como dos locos y sus lenguas parecían saberlo. Danzando una con la otra llenas de felicidad, reconociéndose, entregando todo de sí.

Alejó su boca, pero continuó agarrando su cara de ambos lados y pegó su frente a la de ella, respirando su aliento.

- Sirena, me has hecho el hombre más feliz del mundo, si yo lo hubiera sabido..

- Shhhh no podemos regresar el pasado, lo importante es el presente, el hoy. Estamos juntos una vez más y ahora existe un lazo tan fuerte que nada, ni nadie, podrá romper.

La amaba como un loco, esa sirena de cabello dorado, se había convertido en su sol, en su vida. Con sólo ver esos hermosos estanques azules y su alegre sonrisa, era capaz de todo por ella.

De pronto reaccionó, sobre lo que había dicho al principio - volvió a México, porque la habían amenazado con matar al ser que más amaba en el mundo. !¡Le querían hacer daño a su hijo! No lo permitiría, mataría al que fuera capaz de tan solo tocarle un pelo. Si antes estaba dispuesto a dar la vida por ella, ahora que sabía que le había dado un hijo, sería capaz de ir y volver del mismo infierno por los dos.

- ¿Dijiste que alguien amenazó con matar a nuestro hijo?- preguntó alejando la cara, para verla mejor y arrugó la entre ceja lleno de rabia.

El escuchar de sus labios decir, nuestro hijo y ver el orgullo con el que lo decía, le hinchaba el corazón de felicidad.

- Sí, en realidad las amenazas nunca pararon de llegar, pero mi padre las ocultó de mi, para que no me preocupara. Después de creer que habías muerto me enloquecí un poco, no estaba bien emocionalmente.

Él sabía eso, lo pudo ver con sus propios ojos cuando fue a buscarla. Después de oír como bajaba las escaleras buscándolo, se escondió tras el armario, de donde pudo verla perfectamente. Su padre le había dejado saber de las amenazas y cómo le afectaría saber que él vivía, porqué lo seguiría al fin del mundo sin importarle su bienestar. Vio cómo cayó al suelo llorando, como se partía en dos, creyendo que estaba perdiendo la razón. Le apretó los hombros con cariño, a lo que ella sonrió apenada

Tu amor es mi redenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora