!No es tu mujer!:
¿A qué estás jugando? !Ibas al cuarto con él! ¿Acaso me quiere matar?-Habló rabioso, pegando la cara muy cerca a la de ella.
- ¡Y yo! ¿Crees que soy de piedra? Crees que te puedo ver comerte a besos con ésa- apuntó con su mano a la puerta -¿Y actuar como si nada pasara? ¡Pues no! Te equivocas si crees que me quedare así nomas ¡Aun no me conoces!
Las venas del cuello estaban tan alteradas que parecían reventar. El dolor y rabia que sentía, hacían que las palabras se le atorara en la garganta, haciendo más difícil el poder expresarse - si yo..me pudro por dentro...¡¡Tú te pudres conmigo!!
Jalo su mano con rabia.
- Ahora si me disculpas, tengo que hacer cosas más importantes que alegar contigo. Cómo ir y a hablar con mi hijo- Se detuvo un poco, antes de salir del cuarto -Si estás interesado en lo más mínimo en conocerlo, ya sabes en donde estaremos- Salió azotando la puerta.
Por más que amara a ese hombre, no podía estar a solas con él. Su pura presencia la hacía perder el control de sí misma y el tacto de sus manos quemaba su piel.
No podía dejarse llevar por los celos, lo más importante en su vida, era el bienestar de su hijo. Sabía que si seguía dejándose llevar por sus impulsos, pondría su vida en peligro y eso debía parar.
Necesitaba verlo o enloquecería, necesitaba fuerzas para seguir con esa farsa y sabía perfectamente que su pequeño sería el único que se las daría.
Xavier se quedó como estatua, se sentía tan impotente ¡Esa mujer lo enloquecía!. La vio salir y quería ir tras de ella, regresarla a ese cuarto y amarla hasta que jurará no volver a besar a Sebastian. Pero él también moría por ver a su hijo.
!Claro que iría!
Antes de salir necesitaba relajarse un poco, su cuerpo estaba tan tenso que no creía poder tener control de sí mismo una vez más. La amaba y verla en brazos de otro hombre solo lograba enfurecerse, logrando que perdiera el control.
Cuando llegó a la sala se sentó tras de ella, no quería levantar sospechas. La imagen que vio en la pantalla de ese monitor, le robó la respiración.
¡Era hermoso! Con una sonrisa encantadora y unos enormes ojos chocolate. Su corazón se aceleró y un gran nudo se formó en la garganta. ¡Era su hijo! Sus ojos se aguaron, debía controlarse.
- ¿Altamirano? ¿Xavier Altamirano, eres tú?- la voz del señor Fritz lo sacó de su estupor. Él no pudo responder, solo asintió con la cabeza.
El ver su rostro fue un alivio para el padre de Ruby, sabía que el amor que sentía por su hija era tan fuerte que daría su vida por protegerla. Podía ver la súplica en la cara de Ruby y no hablaría de más, pero le hizo jurar que la protegería, gracias a la gran amistad que un día existió entre él y su padre.
Después de un largo rato de charla y llanto, se cortó la llamada. Ruby se levantó llorando y corrió a su cuarto, necesitaba desahogarse. Rudo se levantó para ir tras ella, pero Sean se lo impidió.
Quería consolarla y asegurarle que todo estaría bien, que no permitiría que les hicieran daño a ninguno de los dos. Ahora que conocía a su hijo, sabía que sería capaz de todo por ellos.
Ver como sería Sebastian quien la consolaria y no él, lo mataba. Camino a su oficina y se encerró, sirviéndose un trago para tranquilizarse un poco.
Después de un rato y varios tragos salió, ver que ninguno de los dos se encontraban con el resto se imaginó lo peor y se dirigió a la recámara en donde se encontraban los dos.
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Tu amor es mi redención
RomanceBastó con una mirada, con una sonrisa, para darle su corazón y eso sería lo más normal del mundo, pero no cuando esos ojos se escudan detrás de un pasamontañas, no, cuando lo que su mano empuña es un arma y no una flor. Ruby, hija de uno de los mag...