!Perdoname!
Ella sabía que después de lo que había hecho, vendrían las consecuencias. Rudo, como le decía a su Ángel, se lo dejó claro. Así que una vez que terminó de hablar, su mente, su cuerpo se puso en alta alerta e inmediatamente sus ojos volaron a ver la reacción de los demás.
Vio la cara llena de maldad y la sonrisa cínica de esos hombres formarse en sus caras, causando que un escalofrío recorriera por todo su cuerpo.
Las fuerzas la abandonaron al ver cómo dieron unos pasos decididos hacia ella. El terror que sintió fue indescriptible, su pecho se apretó y la respiración se hizo pesada. Recordó el momento del secuestro y no podía reaccionar, no oía nada más que los latidos de su corazón.
¿Qué pensaban hacer? Volteo a ver a Xavier, necesitaba verlo, eso le daría la tranquilidad que necesitaba. Él no permitiría que la lastimaran, al menos eso creía. En ese momento cuando sus ojos se cruzaron con los de él, vio miedo, inseguridad y rabia en ellos. Recordó las palabras que le dijo la noche anterior -si yo hago algo, él que te hará daño soy yo
No pudo pensar en nada más, cuando sintió el duro cuerpo de su Ángel tomarla en brazos. La cara de esos hombres se llenó de confusión e incredulidad. Estaban atónitos ante lo que sucedía, pero no hicieron nada por detenerlo.
Aunque la cargaba con cuidado para no lastimarla, su cuerpo estaba tenso y su respiración agitada.
El instinto de supervivencia entró en acción y empezó a patalear y darle puñetazos. Alcanzó a oír a lo lejos la voz de su padre que suplicaba que no la lastimaran, pero no podía prestar atención, porque tenía un problema más grande cargándola en brazos.
Al percatarse que la llevaba a la cama, supo inmediatamente cuál sería el acto seguido y entró en gran pánico.
- ¡Nooooo, no...por.. ¡Por favor! No...no lo hagas - suplicaba entre sollozos y patadas -por favor, tu no eres como ellos...no, no por favor
Sus palabras le rompían él corazón, sentía ahogarse y por un segundo pensó en dejarla ir, pero escuchó cuando Pepe le decía a bicho - si no puede con ella yo me encargo, le tengo unas ganas a esa gringa
- Cómo no va a poder, si el Rudo está más fuerte que tú- respondió bicho
- No lo digo por la fuerza física, si no por la emocional. Rudo aunque es cabrón, es un blandito y no creo que se atreva a hacerle nada, para eso estoy yo aquí- dijo riendo a carcajadas, lo que solo consiguió enojar más a su amigo.
Debía hacerlo, no tenía otra opción, lo dejó claro; si él no lo hacía, entraría en acción. No podía permitir que la tocaran, sabía que se ganaría su odio, pero no permitiría que la lastimaran.
La tiró a la cama y tomando sus manos esposadas las levantó sobre su cabeza, atorando la cadena en un hierro que salía de la pared.
Sus manos quedaron inmovilizadas, pero sus pies no, y los usaba dando patadas con todas las fuerzas que tenía. No eran muchas, ya que el miedo se había apoderado de ella, robándole todas sus energías.
Con una mano Xavier le detuvo las piernas y con la otra desabrochó el pantalón. La tomó por el cinturón, asegurándose de agarrar las bragas y jaló con gran fuerza hasta quitarlas. Pasó saliva al ver su piel desnuda, era una diosa.
Desde que la había conocido se sentía sediento, hambriento por ella, como si anduviera en un desierto y solo su piel pudiera saciar esa sed y esa hambre que lo enloquecía.
Deseaba tanto entrar en ella, pero no así, no causándole ese daño que la atormentaría por siempre. Él no era el tipo de hombre que abusaba de su fuerza con una mujer débil e indefensa.
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Tu amor es mi redención
RomanceBastó con una mirada, con una sonrisa, para darle su corazón y eso sería lo más normal del mundo, pero no cuando esos ojos se escudan detrás de un pasamontañas, no, cuando lo que su mano empuña es un arma y no una flor. Ruby, hija de uno de los mag...