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Ese beso parecía no tener fin, ninguno de los dos se quería separar del otro. Sus labios danzaban sin control y sus manos se reconocían cómo si fuese la primera vez que se tocaban.
En su vida nadie la había hecho sentir lo que él. La llevaba al infinito mismo y más allá.
Creían no poder más, sus cuerpos ardientes pedían a gritos que se fundieran el uno en el otro.
En cuestión de segundos ambos quedaron completamente desnudos. Encajaban perfectamente juntos, como las piezas del rompecabezas, como si hubieran sido creados el uno para el otro.
- Tú me has hecho adicta a tus labios, a tus manos, a tu olor..- los besos continuaron -eres todo lo que necesito en este momento y te quiero dentro de mi, ahora- le suplico.
Ella cerró los ojos al sentirlo entrar, dejándose llevar por la mejor sensación que jamás haya sentido en su vida.
- No, abre los ojos por favor, necesito verte- ella los abrió y se perdió en los de él -quiero ver lo que te hago sentir
- Me haces sentir la mujer mas feliz del mundo..- volvió a pegar sus labios a los de ella.
Sus palabras lo enloquecían, saber lo que causaba en ella solo lograba querer amarla más. Después de unas horas amándose, ambos cayeron exhaustos en el colchón.
Rudo la recostó en su pecho, acariciando su espalda con la yema de los dedos, dejo que se recuperara un poco,
- Quiero confesarte que sentí unos tremendos celos al verte en esa foto con él - ella sonrió y volteo a verlo.
- No tienes porqué, él nunca me ha hecho sentir lo que tú. Desde el momento que te vi por primera vez, desde que vi tus hermosos ojos chocolate me has hecho sentir cosas que nunca en mi vida había sentido con nadie y eso me asusta- levantó la cara para verlo - creo que estoy loca, pero... el secuestro fue lo mejor que me pudo pasar. Se que...que no se que me deparará el futuro, pero no me importa. He vivido una vida llena de fiestas, amigos, pero siempre me he sentido vacía, sin embargo en tus brazos me siento completa, feliz.
- Tu sabes que todo esto pronto pasará y te marchará..- le puso el dedo en los labios, haciéndolo callar.
- Lo sé, pero ahora no quiero pensar en eso, quiero vivir y disfrutar cada segundo que pueda estar en tus brazos, mañana...ya veremos que va a pasar.
- Duerme, te ves cansada- dijo mientras continuaba acariciando su espalda. Ella tenía razón, en ese momento no había nada más que hacer, que esperar a ver lo que pasaría el siguiente día.
- No, no quiero dormir. Te extrañe mucho anoche y no quiero que te vayas sin que yo me de cuenta- se acurrucó más a él
- No me iré, te lo prometo. Yo también te extrañe mucho- le besó la frente
- No es mi intención sofocarte, no tengo idea de lo que es tu vida fuera de aquí- guardo silencio. Aunque no quería, sentía celos de pensar que pudiera tener a alguien esperándolo cada noche o que alguien disfrutara de sus besos diariamente - no se si estás casado o tengas a alguien esperándote con los brazos abiertos- él sonrió ¿Tenía celos?
- No hay nadie que me espere y no, no estoy casado. La única que me espera con los brazos abiertos y por la cual espero que el día termine, para poder volver a verla, eres tú.
- Creo que el día que me vaya, te voy a llevar conmigo- los dos rieron.
- Con gusto te seguiría, pero ahora duerme- se recostó una vez más en su pecho y cayó profundamente dormida.
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Tu amor es mi redención
RomanceBastó con una mirada, con una sonrisa, para darle su corazón y eso sería lo más normal del mundo, pero no cuando esos ojos se escudan detrás de un pasamontañas, no, cuando lo que su mano empuña es un arma y no una flor. Ruby, hija de uno de los mag...