Abre la puerta:
- ¿Quién es el güero?- preguntó Sapo.
Sean volteo a ver a Ruby a los ojos, pidiendo disculpas. Rudo que estaba consciente del cambio en su Sirena, supo inmediatamente que era un tema del que no quería hablar en ese momento. Debía ser él, su ex. No podía evitar sentir celos.
Ese desgraciado fue el que disfrutó de sus besos y caricias y no solo eso, también disfrutó de su hijo.
- Bueno él es..- no sabía qué decir. Xavier le tomó la mano y dio un leve apretón, dándole seguridad.
- No tienes que contestar, sé que tu vida siguió ..
- Te equivocas Rudo, mi vida paró, deje de existir...pero éste tema es algo que quería hablar contigo a solas- sonrió, volteo a ver a Sean y decidió hablar - cuando Sean me dijo que habías muerto mi vida paró, pero debía seguir adelante, porque ahora llevaba en mi vientre un pedacito tuyo.
Xavier sentía la tensión en sus manos y veía el dolor en sus ojos.
- No lo tienes que hacer mi amor, yo sabré esperar. No quiero que te lastimes más recordando algo que te hizo daño, cuando estés lista aquí estaré para ti.
Ella sonrió, le agradecía de gran manera su comprensión, pero quería hablarle un poco de lo que fue su vida.
- Quiero hacerlo, necesito sacar lo que traigo dentro, tal vez eso ayude a cerrar la herida que llevo. Creo que es lo mejor.
Él le apretó la mano y la llevó a su boca. Le dio un tierno beso, asegurándole que fuera lo que fuera él estaba ahí para ella. Ruby agradecía su comprensión, regalándole una tierna sonrisa continuó.
- Cuando Ángel nació fue el día más feliz de mi vida, era como volver a tenerte junto a mi. Te podía ver en él, pasaba horas observando su rostro, imaginando qué dirías si supieras de su existencia. Me dolía saber que eso nunca sucedería, nunca lo abrazarías y él nunca tendría la oportunidad de conocerte.
Suspiró profundo tratando de controlar sus emociones.
- Cuando me enteré que habías muerto, mi mundo cambió. No era la misma, me convertí en una persona solitaria, aislada.
No quería convivir con la gente y ver que eran felices. Nunca he sido buena para mentir y no quería fingir que me alegraba su felicidad, por que no lo hacía.
Ver el dolor que mi comportamiento causaba en mis padres, me motivó a tratar de cambiar.
Hacía todo lo posible por mantenerme ocupada y llegar a casa cansada, para no tener tiempo de pensar o llorar.
Estaba vacía, mi corazón ya no latía con deseos de vivir, si seguí viva fue por él, por nuestro hijo.
Sean movía la cabeza, asintiendo cada palabra que decía. Él mejor que nadie sabía lo difícil que fue su vida desde que lo creyó muerto.
- Varias veces estuve a punto de venir a México a buscarte, corroborar si en verdad habías muerto, pero era ilógico. ¿A quién iba a buscar? No tenía idea de cómo te llamabas, no sabía en dónde vivías, sería como buscar una aguja en un pajar.
Respiro profundamente y volteo a ver a rudo a los ojos.
- Cuando creí que perdía la razón, que ya no podía seguir luchando...llegó él y... hizo que mi corazón volviera a latir...que sintiera ganas de volver a vivir. Me hizo sentir que la vida aún tenía algo que ofrecerme. Que debía vivir un día a la vez y tal vez así se haría cada vez más fácil respirar y ya no dolería tanto tu muerte.
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Tu amor es mi redención
RomanceBastó con una mirada, con una sonrisa, para darle su corazón y eso sería lo más normal del mundo, pero no cuando esos ojos se escudan detrás de un pasamontañas, no, cuando lo que su mano empuña es un arma y no una flor. Ruby, hija de uno de los mag...