Capítulo 4

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Capítulo 4

El presidente respiró con algo de dificultad... Aguantó el aire unos segundos y luego lo soltó... Mientras que María a su lado le abría la camisa.

E: estoy bien...
M: no. ¡No estás bien! (Buscando entre los cajones de él) ¿Tus pastillas??
E: ya se me va a pasar...

Esteban con una presión en el pecho, bebió los calmantes y el agua que María le dio.

M: esto es suficiente, Esteban. (Muy nerviosa buscando un contacto en su celular) Te había dicho que esto podía pasar...
E: María...
M: quédate quieto. (Marcando al médico que trabajaba de planta en la casa de gobierno)

El presidente fue consciente del traslado al consultorio dentro de la propiedad, le tomaron los signos vitales e incluso lo inyectaron... La primera dama estuvo en todo momento junto a él.

Se despertó y se encontró en su cama... Bastante cómodo... María entraba pues acababa de hablar por teléfono en el pasillo.

E: María...
M: cancelé nuestras agendas del fin de semana. Hoy mismo salimos de viaje tú y yo. Fuera del país.

>>> Los rumores no tardaron en empezar a difundirse...

¿Quería el presidente escapar de las críticas por el reciente paquetazo?

¿Se trataría de problemas de salud??

O quizás, ¿Alguna escapada romántica con la primera dama??

María se mostró preocupada y pendiente por su marido durante el viaje... Esteban la mayoría del tiempo estuvo descansando, a lo mejor necesitaba de eso...

Reconoció el aeropuerto al que llegaron, ya habían visitado antes esa ciudad, lo que no le gustó fue cuando llegaron al destino final...

E: ¿qué hacemos en el hospital??
M: hacerte un chequeo general. Eso vinimos a hacer. Van a internarte...
E: no. Ni loco. Ya estoy bien María. Te lo aseguro.
M: no hay otra manera de que me quede tranquila.
E: no nos vamos a quedar aquí. (Al chofer) Da la vuelta, por favor.
M: no. Es esto o el divorcio.
E: no puedes hablar en serio...

El coche se había detenido y el motor apagado. El chofer y el jefe de seguridad abrieron las puertas traseras, una para ella y la otra para él.

M: tú decides... (Esperando a que él se bajara)

Y así lo hizo Esteban, pero de mala gana.

Un enfermero se acercó a recibirlo y por poco lo envía lejos.

E: nada de silla de ruedas, gracias. Puedo entrar por mi propio pie.

María lo alcanzó y lo agarró del brazo. Así entraron al inmenso hospital. Ella tomándolo la mano.

Él la miró y le dijo lo molesto que estaba con esos ojos verdes.

Así de tercos eran los hombres, pensó María...
También pensó en cuánto le gustaba cuando le obedecía tal cual la hija menor de ambos lo hacía...

El equipo de médicos lo encontraron en la recepción, pues no les dieron tiempo de salir.

Xx: Sr. Presidente, señora... Sean bienvenidos...

M: muchísimas gracias por recibirnos así de imprevisto...

Xx1: es un honor para nosotros...

Xx2: tenemos un área reservada para ustedes...

E: ¿Podemos empezar ya...? Tengo muchos asuntos que resolver en mi país...

La mejor suite para el presidente. Acondicionada con lo mejor del hospital.

Una especie de bata lo esperaba en la cama.

Un enfermero entró detrás de ellos. Poniéndose a las órdenes y dándole la información de los procedimientos a seguir.

E: ¿tengo que ponerme eso??
Enf: es nueva, señor...
E: vaya... Muchas gracias... No esperaba menos...
M: Esteban, por favor... (Dirigiéndose al enfermero) Mi esposo va a cambiarse en este momento...
Enf: por supuesto, me llaman si necesitan algo...

Acostado en la cama, Esteban no podía creer aquello. Jamás estuvo internado en un hospital.

Ahora otro enfermero le examinaba el brazo izquierdo para abrirle una vena y poder inyectarle un suero.

E: ¿suero para qué??
Enf: necesitamos muestras de sangre, además de que algunos estudios necesitan hacerse con ciertos fluidos dentro de su cuerpo, señor...
M: no puedo creer que te estés quejando por todo... Yo pasé ya 5 veces por esto... En los 5 nacimientos de tus hijos y no me quejé para nada.

Pero como si el pinchazo o la bata no fueran lo suficientemente desagradables, lo estuvo la comida que le dieron al mediodía. Y peor aún la cena, de esa que no tenía sabor ninguno.

E: no puedo con esto... (Haciendo la bandeja con comida a un lado)
M: te estás comportando peor que Sofía, Esteban... (Sentada en el sillón, al teléfono con Miguel)

Mi: ¿qué le pasa a papá...? (Muy divertido)
M: está actuando como un niño... (Cuando su marido se había metido al baño)
Mi: no sé cómo lo convenciste para que se hiciera tantos análisis...

MI DECISION IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora