Capítulo 7

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Capítulo 7

El presidente se acercó al micrófono y su voz retumbó bastante fuerte.

E: las especulaciones forman historias muy alejadas de la verdad. Mi abuelo está muy enfermo, por mis compromisos no pude ir a verlo, pero la Primera Dama y nuestros hijos fueron en mi lugar. Con el permiso de todos.

Rueda de prensa finalizada antes de tiempo. Era de esa forma en que Esteban San Román castigaba a los periodistas cuando salían con estupideces.

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La Primera Dama había dejado todo dispuesto para cada día con sus respectivas comidas.

Y la de bienvenida para la Presidenta debía ser perfecta.

Esteban se sentía seguro de que así sería, abrió la silla para su homóloga e iba camino a su silla cuando su hijo llegó evidentemente apurado.

Mi: buenas tardes...

Pre: buenas tardes, joven... (Buscando con la mirada a San Román)

E: permíteme presentarte a mi hijo mayor...

Mi: Miguel San Román, es un gusto conocerla, Sra. Presidenta... (Dándole un caballeroso apretón de manos)

Pre: es todo mío...

E: regálanos un minuto, por favor...

Pre: adelante...

Los asistentes y secretarios dentro del comedor más no en la mesa, observaron todo.

E: ¿Por qué vienes tan apresurado...? Creí que llegarías hasta la noche...

Mi: sí papá, pero tenía que estar aquí...

E: no te obligué a hacerlo...

Mi: no quería que estuvieras solo en la comida... Es decir, que parezcas un hombre sin familia... Es una cortesía para con la presidenta, ¿No crees...?

E: sí... Sí lo creo... Ven y siéntate...

Mi: perdón por interrumpir...

Pre: no hay problema...


En la noche, mientras Esteban se vestía para la cena de gala en honor a la Presidenta, sonó el teléfono.

E: María...

M: mi amor, acabo de ver al abuelo...

E: ¿y cómo está??

M: mucho mejor... No está recibiendo muchas visitas todavía...

E: ¿Le dijiste que lo quiero y necesito que se ponga bien??

M: por supuesto...

E: daría todo por estar allá...

M: te vi en internet con la presidenta... ¿Va todo bien...?

E: sí... En perfecto orden...

M: ¿De verdad...?

E: Dime lo que quieres que te cuente, mi amor...

M: no sé... Algo de ella...

Él rió espontáneamente, a través del teléfono.

M: ¿Qué pasa...?

E: reconozco ese tono tuyo... Estás celosa...

M: claro que no.

E: María... No lo niegues...

MI DECISION IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora